Un ciberataque puede salir más costoso que un desastre natural. Sin apenas realizar daños físicos, al menos en primera instancia, los hackers son capaces de golpear económicamente cualquier estructura tecnológica empresarial o incluso institucional, como ya ocurrió en mayo de 2017 con el virus Wannacry. Una ofensiva a escala global podría ocasionar pérdidas cercanas a los 121.000 millones de dólares (unos 105.000 millones de euros).
El cibercrimen es uno de los problemas más graves en el panorama internacional. En 2016, esta lacra se extendió hasta límites insospechables. Durante el pasado año se realizaron 400.000 ataques a diario, repartidos por todo el mundo, que costaron 450.000 millones de dólares en empresas de 190 países. En España, por ejemplo, el número aumentó de 50.000 a 102.134 ofensivas de criminales en internet, según los datos facilitados por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
El banco británico Lloyd’s, junto con la consultora Cyence, ha elaborado un informe sobre las pérdidas económicas que podría generar un gran ciberataque y las compara con uno de los desastres naturales de mayor alcance, un huracán. El estudio se mueve en dos escenarios: uno más leve, contra un proveedor de servicios en la nube y un coste de hasta 53.000 millones; y un segundo más grave, dirigido contra los sistemas operativos de un gran número de empresas en todo el mundo -parecido a Wannacry- y con unos daños cercanos a los 121.000 millones de dólares.
Las cifras son sustancialmente alarmantes, si se comparan con los destrozos que ocasionó en 2005 el huracán más costoso de la historia para Estados Unidos: el Katrina. Este fenómeno meteorológico generó pérdidas económicas por valor de 108.000 millones de dólares. Y todavía más significativas equiparan a las de la tormenta tropical Sandy, que en 2012 costó a los estadounidenses 61.000 millones de dólares, considerada como el segundo desastre natural más ruinoso del país.
«Es una perspectiva real de la magnitud de los daños que un ciberataque podría causar a la economía global. Al igual que algunas de las peores catástrofes naturales, este tipo de incidentes pueden afectar gravemente a empresas y economías, generando múltiples siniestros e incrementando drásticamente los costes para las aseguradoras. Las compañías e instituciones deben plantearse la cobertura desde este punto de vista y asegurarse de que su protección evoluciona al ritmo que lo hace la realidad de la ciberamenaza», ha enfatizado Inga Beale, CEO de Lloyd»s, durante la presentación del documento.
Pero el alcance de un ciberataque a gran escala no solo se quedaría en consecuencias económicas. Pasadas unas horas del suceso, otros sectores dependientes de la tecnología -como puede ser la sanidad o los transportes- quedarían inutilizados y las consecuencias serían catastróficas. Somalia ha estado unas semanas sin conexión a internet y el resultado ha sido caótico: los médicos no podían acceder a los historiales, los viajeros se quedaron aislados, los estudiantes paralizados y las arcas estatales perdieron cerca de 10 millones de dólares. El problema hubiera sido de mayor maginitud si el nivel tecnológico del país, situado en el Cuerno de África, estuviera más avanzado.
En este sentido, el experto en ciberseguridad se ha convertido en una profesión muy demandada en la actualidad. Hasta 2030 la digitalización generará 3,2 millones de puestos de trabajo relacionados con la cuarta revolución industrial. Incluso el auge de los ciberataques es tal que ya hay quien los registra al momento. Kaspersky Lab expone todos en un mapa mundial interactivo en tiempo real.