Semáforos y coches inteligentes, residuos telecontrolados, sensores, trajes tecnológicos, móviles hiperconectados, hogares inteligentes, ordenadores que nos contestan, probadores virtuales… es el »Internet de las cosas»: el día de mañana que cada vez está más cerca. Este miércoles y jueves se celebra en Valencia el encuentro EmTech, en el que se discute cómo será el mundo del futuro.
Una imagen que podría no estar muy lejos: algunos de los más innovadores inventores se encuentran reunidos en la ciudad española, dando algunas pistas sobre cómo veremos el día de mañana nuestros hogares, móviles, coches, carteras, ciudades y vestuarios. Es el »internet de las cosas» y está aquí para quedarse.
Las redes sociales pasarán a los objetos
Las redes sociales, que pasaron de nuestos ordenadores a nuestros móviles darán un paso más y se introducirán también en los propios objetos, cada vez más «inteligentes» a la hora de conocer nuestros gustos y necesidades. Establecerán además por si mismos sus propios nexos de comunicación, ha explicado un experto del MIT.
Marcelo Coelho es uno de los participantes en la conferencia del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) EmTech España 2014, que reunirá desde este miércoles a expertos internacionales para hablar de tecnología «ponible», impresión 3D, gamificación (uso de juegos virtuales con fines de marketing) o realidad aumentada, entre otros temas punteros.
«Nuestras redes sociales» saltarán al mundo de los objetos para ayudar a la gente a conocerse mejor, entablar nuevas relaciones, comunicarse y compartir su vida con quienes quieran», según este experto en nuevos materiales, superficies programables y pantallas amorfas para descubrir nuevas oportunidades de estética computacional aprovechando al máximo los sentidos.
Ha añadido que, aunque todavía la gente prefiere conversar junto a una taza de café, los objetos se irán conectando más entre sí y las redes sociales empezarán a introducirse en «nuestras cosas»; así, un próximo Facebook podría surgir de ese híbrido entre lo social y lo físico, según pronostica el investigador del grupo Fluid Interfaces, MIT Media Lab.
Los nuevos objetos «inteligentes» que surgirán en esta nueva era tecnológica serán de dos tipos, unos se adaptarán físicamente cambiando formas, texturas, colores; otros, dotados de sistemas para almacenar cantidades masivas de datos personales, podrán ser reutilizados con el uso de programas de software «inteligentes» y algoritmos para satisfacer las necesidades de las personas.
En este marco del «Internet de las cosas» por el que todo estará conectado, los objetos intercambiarán información entre sí sustentados por la denominada tecnología «ponible», que engloba a todos esos dispositivos en auge con conexión a internet y que se llevan en la ropa o en la piel, como gafas o relojes interactivos.
De hecho, estos objetos están permitiendo ya recolectar inmensas cantidades de datos personales, y se están convirtiendo en los mejores amigos del hombre, es decir, en grandes conocedores de sus gustos, hábitos y necesidades, ha recordado el investigador.
Recibiremos la información a través de todo nuestro cuerpo
De cara al futuro, asegura Coelho, la innovación se centrará especialmente en la tecnología conocida como háptica, que es la que recurre al sentido del tacto.
Uno de sus grandes desafíos, el desarrollo de nuevas interfaces que faciliten la interconexión del hombre con las máquinas, para escapar de «la tiranía del mecanografiado, que es todavía una plaga» en la forma de relacionarse las personas con los ordenadores.
La información procedente de los ordenadores pasará a ser recibida por canales muy diversos, a través de la totalidad del cuerpo, ha añadido el experto.
La ciudad, gestionada por los ciudadanos
Las urbes dispondrán de tecnologías aún más sofisticadas para gestionar automáticamente problemas, incluso antes de que se produzcan y en tiempo real, asegura Carlo Ratti, del MIT y referente mundial de este tipo de ciudades.
La célebre frase «vuelva usted mañana», con la que el escritor Mariano José de Larra inmortalizó una imagen de lentitud en la administración española para atender a sus ciudadanos, parece no tener cabida en el marco de las nuevas ciudades «inteligentes», que revolucionarán la forma de gestionar los servicios urbanos.
Así lo ha explicado el arquitecto e ingeniero Carlo Ratti, referencia internacional en «smartcities» o ciudades inteligentes, quien ha dicho que la multitud de dispositivos de comunicaciones, microcontroladores y sensores que se irán incorporando en los centros urbanos monitorizarán sus necesidades y el funcionamiento de sus servicios en todo momento.
Por fin, podremos evitar atascos
Según Ratti, proliferarán los sistemas informáticos y aplicaciones para móviles con indicaciones para llegar antes a casa y evitar atascos, para reducir el consumo energético en el vecindario o conseguir un taxi en una calle desierta en medio de una tormenta.
«El ciudadano se convertirá cada vez más en centro de decisiones de gestión urbana«, ha afirmado el director del grupo Senseable City Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), quien trabaja desde hace años en novedosos diseños para aprovechar el potencial de los infinitos datos disponibles en las ciudades, junto con las más avanzadas tecnologías.
Involucrado en proyectos tan emblemáticos como la Bicicleta 2.0 de Copenhague, que aprovecha la energía generada por el ciclista al pedalear, Ratti es uno de varios expertos del MIT invitados a la tercera edición EmTech España, que se celebra en Valencia (este) a principios de noviembre para hablar del futuro de la tecnología en ámbitos como la educación, la telemedicina o las ciudades inteligentes.
La ciudad inteligente: el adiós al »vuelva usted mañana»
Este arquitecto, cuyo equipo fue además responsable del pabellón digital sobre el agua en la Expo de Zaragoza de 2008, considerado por la revista Time como uno de los mejores inventos del año, prevé que los actuales servicios telefónicos de información rápida de los ayuntamientos se conviertan en «wikis» o sitios «web» sociales.
En su opinión, los propios ciudadanos se ayudarán cada vez más entre ellos gracias a internet y las tecnologías para solucionar problemas urbanos, y surgirán nuevas actividades comunitarias y un tipo de activismo ciudadano diferente.
También piensa que se redefinirá el actual funcionamiento del tráfico, con la generalización del uso de vehículos sin conductor y la incorporación de sistemas que evitarán, por ejemplo, los semáforos en los cruces de calles sin que choquen los coches.
«Estas nuevas ciudades mucho más inteligentes a la hora de gestionar los servicios apenas modificarán su diseño desde el punto de vista estético. La revolución se producirá en la forma de resolver los problemas, mucho más rápida y más eficaz».
Se acabaron las colas del médico
El laboratorio de pequeños dispositivos del Instituto Tecnológico de Massachussetts (MIT) es el único del mundo que pide a los pacientes «ensuciarse» las manos, es decir, les pide inventar por su cuenta para resolver los problemas médicos.
«Es inaudito que tengamos poder de decisión sobre cualquier cosa y, sin embargo, no tenemos conocimiento ni voto sobre el tipo de equipo que va a funcionar dentro de nuestro cuerpo«, afirma el diseñador principal de dicho laboratorio, el hondureño José Gómez Márquez, miembro del grupo de trabajo de ciencia de la Unión Europea contra la pobreza.
El investigador se centra en hacer partícipe del diseño a la persona que usará un determinado aparato médico, o dicho de otro modo, pretende su «empoderamiento» frente al médico, la enfermera y el sistema de salud en general.
Desde 2008, año en el que este investigador se unió al MIT, su laboratorio de pequeños dispositivos está trabajando en una docena de equipos, entre ellos un nebulizador que funciona con una bomba de bicicleta o fuentes solares para esterilizar equipos quirúrgicos en ausencia de electricidad, porque sus inventos están orientados sobre todo a países en vías de desarrollo.
Las «autoclaves solares» para la esterilización sin electricidad ya se distribuyen en Nicaragua y Nigeria.
También han desarrollado un botiquín de diseño y de educación de tecnología médica, que permite «modelar» la instrumentación como si fueran piezas de lego: «en lugar de mejorar el diseño de una jeringa o de una bolsa de suero, tomas lo que ya existe y ensamblas las partes como tú quieres».
Por ejemplo, un test de embarazo que además sirva para medir el nivel de azúcar de la paciente.