Este domingo la World Wide Web cumplía 28 años, pero en lugar de celebrarlo, su inventor, Tim Berners-Lee, aprovechó la ocasión para exponer lo que él ve como sus mayores desafíos.
En concreto, Berners-Lee apunta a tres amenazas: la pérdida de control de los datos personales, la difusión de la información errónea y la falta de transparencia en la publicidad política. Él los describe como «tres nuevas tendencias» aunque existen desde hace tiempo; sin embargo, han cobrado especial protagonismo a raíz de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, que fue un torbellino agotador de noticias falsas, y terminó en un resultado que pocos vieron venir.
Pérdida de control de los datos personales
La pérdida de control de datos personales encabeza la lista de preocupación de la web y se remonta al menos una década. Google, Facebook, Amazon, y el resto de la publicidad en línea y el ecosistema de comercio electrónico se enriquecen mediante el seguimiento de los usuarios a través de la web, y ese tipo de información es comprada y vendida por terceros.
Información falsa
Al abordar la propagación de la desinformación, Berners-Lee señala que las redes sociales y los motores de búsqueda están financieramente incentivados a mostrarnos los enlaces en los que haremos clic, basados en los datos que tienen de nuestros gustos. Esto conduce a la fácil difusión de las «noticias falsas» sensacionalistas y al surgimiento de malas prácticas que buscan solo ganancias financieras o políticas.
Campañas políticas personalizadas
El CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, se burló de la idea de que las noticias falsas difundidas en su sitio influyeran en las elecciones de Estados Unidos, aunque más tarde dijo que la compañía se toma la desinformación muy en serio.
Los gobiernos y los partidos políticos se aprovechan de la información privada para crear campañas políticas personalizadas en función de grupos de usuarios concretos. Dicen a la gente lo que quieres oír, en muchos casos enviando mensajes completamente opuestos a diferentes grupos de votantes. Redirigen a webs y redes sociales afines a ciertos grupos de votantes, y ponen trabas o desvían a otros lugares a grupos de votantes contrarios.
En las pasadas elecciones de Estados Unidos se detectaron más de 50.000 variantes de anuncios políticos que se enviaban en un solo día desde Facebook. Mensajes de un mismo partido con propuestas completamente opuestas, según a quien iban destinados. Y esto es lo que preocupa a Berners-Lee: «La publicidad dirigida permite que una campaña diga cosas completamente diferentes, posiblemente conflictivas para diferentes grupos. ¿Es eso democrático?”