Con cinco años Nico hace que su mini robot baile o camine cuando da palmadas. Lo ha hecho programando él solo a través de una app. Diego, su hermano mayor, que tiene ya doce años, es capaz de construir sus propios robots con piezas de electrónica y después programar comandos simples. Asiste a clases de robótica una vez a la semana después de salir del cole y, en horario lectivo, tiene clases de electrónica.
En los próximos años la nueva revolución industrial de la robótica creará y destruirá empleos. La mayoría de ellos, unos 400.000 en cinco años, serán empleos STEM (expertos en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), los robots sustituirán poco a poco los empleos menos cualificados.
Los programadores y expertos en robótica serán indispensables en este contexto. ¿Por qué no hacer que empiecen ya?
Pequeños programadores
Los adultos vemos la programación informática como si fuesen caracteres chinos, pero no es así. “Para los niños no hay límites, ellos no han fracasado ni han cometido errores, para ellos sus robots pueden hacer de todo”, explica a Teinteresa.es Victoria Jaramillo, de Robotrónica.
Esta empresa distribuye algunos de los robots androides más avanzados del mundo, pero también robots programables para niños desde cuatro años hasta adultos con espíritu de Peter Pan.
En esencia, la programación es un lenguaje lógico. “Si -> palmada -> entonces -> gira”. Esa orden se “escribe” en una app móvil o desde la tablet y se envía al mini robot. “Los niños pueden probar nuevas funciones y verlas ejecutarse en tiempo real”, explican desde Robotrónica.
Pero, ¿y si el niño es tan pequeño que no sabe escribir? No importa, se puede programar con imágenes y bloques. Es el caso del robot Coji, para niños de cuatro años, que enseña conceptos básicos de programación como secuencias de comandos y condicionales a través de emojis como los del WhatsApp. Así, la secuencia anterior serían tres dibujitos en línea: “Manos, flecha derecha, flecha que gira” y el robot giraría al dar una palmada.
Robótica para los adultos
Aunque Juguetrónica y su división de robótica pueden parecer una tienda de juguetes, en realidad los adultos son los que más compran. Algunos de sus robots más avanzados no solo son para adultos, sino también para empresas o desarrolladores.
Es el caso de su robot estrella, el Coder MIP, que tiene una programación por bloques; o el Robot NAO que es mucho más profesional, cuesta casi 8.000 euros y puede hablar ocho idiomas, bailar e interactuar con los humanos.
Dentro de unos años, los más pequeños serán capaces de acceder a esta programación profesional porque es algo que han aprendido desde la cuna.
Robótica en los centros y campamentos
Se puede aprender robótica y programación desde casa con estos amigos robóticos, pero las funciones más avanzadas requieren algo de ayuda. En los últimos años muchos colegios, la mayoría privados o concertados, han incluido clases de electrónica y programación en las aulas.
“Colaboramos con colegios, centros y grupos educativos, realizando talleres y exposiciones. Nuestro público principal son los niños. Pero también somos consientes de que somos una vía de apoyo para los padres y profesores”, explican desde Robotrónica.
Además, los campamentos de verano son la nueva moda para los niños de alrededor de 11 años. Estos campamentos aúnan lo mejor de lo tradicional y la evolución tecnológica: los niños pasan 15 días en la naturaleza construyendo robots.
Hay diferentes campamentos, con diferentes precios y actividades, desde programar videojuegos, crear aplicaciones para iphone o Android, o construir robots y cohetes. Pero todos tienen el mismo objetivo: que los niños aprendan jugando y tengan, desde pequeños, un lugar en el mercado de trabajo del futuro.