Elon Musk es el propietario de grandes empresas tecnológicas como Tesla Motors, Space X, Hyperloop y Neuralink, entre otras. Su fortuna ha crecido en 2017 hasta los 15.600 millones de dólares -según Forbes- a través de hacer dinero en este sector. Su posición le ha convertido, desde hace años, en uno de los mayores activistas en materia de Inteligencia Artificial (IA). ¿Qué factores se esconden detrás de este tipo de tecnología que preocupan tanto al gurú?
La respuesta es sencilla: Musk ha gritado a los cuatro vientos que hay que limitar el uso de la IA en el terreno militar. La última vez ha sido esta semana, en una carta dirigida a la ONU y que apoyan otros 115 expertos de 26 países diferentes. Es decir, que el CEO de Tesla no está solo en su cruzada. Estos técnicos han avisado a la Asamblea de las Naciones Unidas del peligro de los avances que incorporan los aviones no tripulados -drones-, los tanques y las letales ametralladoras automatizadas. Todos equipados con inteligencia artificial.
“Una vez desarrolladas -las armas autónomas-, permitirán que conflictos se libren en un grado mayor que nunca, y a escalas de tiempo más rápidas de lo que los humanos pueden comprender. Estos pueden ser armas de terror, armas que los déspotas y los terroristas usan contra poblaciones inocentes, y armas hackeadas para comportarse de manera indeseable. No tenemos mucho tiempo para actuar. Cuando se abra la caja de Pandora, será difícil de cerrar», finaliza la misiva. El objetivo es promover una regulación legal sobre este tipo de tecnología y que se lleve a cabo en la mayoría de países posibles, como ya pasa con el armamento nuclear.
Tercera revolución bélica
La llegada de robots y equipos no tripulados elevan las guerras a otro nivel. El uso de la IA en el ámbito militar se lleva debatiendo tres años en la ONU y solo una veintena de países ha pedido su prohibición. La pérdida de vidas humanas es un elemento disuasorio para el comienzo de conflictos armados, pero cuando se trate de autómatas o máquinas –a juicio de los expertos- aumentará exponencialmente la probabilidad de enfrentamiento.
Los Estados más desarrollados en la aplicación de este tipo de tecnología prefieren ser ellos mismos quienes controlen las aplicaciones de la Inteligencia Artificial en el sector bélico y su legislación. Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido, Israel y Corea del Sur son los países más avanzados en la mejora de sistemas de defensa autónomos. Cinco de ellos son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Los autores de la carta temen que alguno de estos países ya disponga de un ejército de robots con capacidad de iniciar una guerra en pocos minutos. Por ello, piden a la ONU que imposibilite las ‘guerras con mando a distancia’, de la misma manera que se prohibió el láser o el uso de armas químicas.
Entre el bien o el mal
“Casi todas las tecnologías se pueden utilizar para bien o para mal, y la Inteligencia Artificial no es diferente”, ha destacado uno de los firmantes, el profesor Tody Walsh, en una entrevista con el Herald Sun, quién también ha apuntado a que la ciencia puede ayudar al ser humano en el campo de batalla y a mejorar su seguridad frente otras amenazas.
En este sentido, Walsh ha señalado que la IA -que se creó con el fin de facilitar la vida de las personas- puede ayudar a resolver muchos de los problemas a los que se enfrenta la sociedad actual: desigualdad, pobreza, cambio climático o la crisis financiera mundial.
Ambos expertos, Musk y Walsh, elaboraron en julio de 2015 una carta similar. La petición fue suscrita también por Steve Wozniak, cofundador de Apple, y el científico Stephen Hawking. No obstante, tras más de dos años la situación sigue encallada en la Asamblea de la ONU.