-Acaba la declaración de Ruth. Ahora es el turno de su madre, Obdulia.
-Ruth asegura que su psicólogo leyó la carta que mandó Bretón y le dijo que el acusado es «un psicópata frío y calculador».
-Bretón le dijo el 18 de septiembre en El Portil que se había creado una máscara. «Él no era realmente quien decía ser».
–Empieza el interrogatorio de José María Sánchez de Puerta, abogado de Bretón.
-La abogada le hace la siguiente pregunta: ¿Tiene alguna duda de que sus hijos se encuentran en una caja de cartón en los alrededores de este lugar?
–No, responde Ruth.
-Ruth asegura, a preguntas de su abogada, que tras la separación Bretón le dijo que le iba a hacer un monumento en la finca de Las Quemadillas, y que tenía ya comprado el mármol.
-La madre explica que cuando le dijo a Bretón que no era feliz en el matrimonio, él le contestó: «Te aguantas con lo que te toque».
-Ruth Ortiz asegura que ahora entiende que ha convivido «con un asesino». -«Bretón me dijo que no se iba de este mundo sin matar a nadie. He vivido con un asesino en potencia». Cuenta que el mes antes de la separación estaba «anulada», que era como un robot. José Bretón era «completamente rígido, obsesivo y controlador con los niños«. La madre asegura que los pequeños le temían y que no podían comportarse como niños.
-Sobre las manías de Bretón, cuenta que no le gustaba tocar las barandas, ni sentarse en bancos sin poner encima un trapo y que se lavaba constantemente las manos y se lo exigía a los niños.
-Empieza a tomarle declaración su abogada, María del Reposo Carrero.
-Esa noche, la madre de los niños sintió que nunca más volvería a verlos. «Esa noche pensé que no volvería a ver a mis hijos», dice Ruth emocionada.
-Ruth se derrumba al recordar el momento en el que se entera de la desaparición de los niños. «Al principio pensé que era una broma. Porque a él nunca se le habrían perdido los niños». Bretón le comunicó «tranquilo» que los pequeños habían desaparecido.
-Tras la separación, Ruth dice que a Bretón le preocupaba el dinero del piso.
-Ruth Ortiz relata que el 7 de octubre José Bretón le entregó un ramo de rosas y una carta en la que le pedía volver. Bretón le solicitó que le dijera todos sus defectos para que cambiara de comportamiento. Pero Ruth le comentó que la separación no tenía solución, porque él siempre veía lo negativo de los demás. Al día siguiente, el de la desaparición de los niños, el acusado llamó por teléfono a Ruth, pero ella no contestó.
-El 15 de septiembre de 2011, cuando Ruth le comunicó la decisión de separarse, Bretón se marchó a Córdoba enfadado y soliviantado.
–«No dejaba a los niños actuar como niños», señala Ruth Ortiz. Sobre la familia de Bretón, sostiene que era una «pared» y ella sabía que no iba a tener su apoyo tras la separación.
-La madre de los niños rompe a llorar al recordar a sus niños y la primera vez que se fueron con Bretón, tras la separación. Bretón le advertió en una ocasión que quien le hiciera daño, le haría la vida imposible. Bretón se enfadó cuando se separaron y se marchó a Córdoba. Ruth Ortiz habla en pasado al recordar a sus hijos y se emociona cuando relata cómo era el régimen de visitas.
–Ruth Ortiz: «Él era controlador y yo una persona fácil de controlar».
-La madre cuenta que tal era la indiferencia que Bretón sentía por sus hijos que durante su segundo embarazo, «cuando se enteró en el ginecólogo de que era un niño, se cabreó». Relata que en otra ocasión, cuando el pequeño José no quería comer, le dio un golpe en la boca.
–Ruth Ortiz dice que decidió separarse porque estaba «anulada y triste». Asegura que le dijo a Bretón que fue «un error» casarse con él.
-La madre de los niños cuenta que jamás Bretón ha sido cariñoso con sus hijos y relata como en una ocasión la pequeña Ruth se sentó en la rodilla de su padre y él la apartó «con desprecio».
-Ruth explica las malas relaciones de Bretón con su familia y «el castigo» que le aplicó a su hermana Cristina para que no viera nunca a los pequeños. El acusado dejó de hablar también a la madre de Ruth, porque en una ocasión descubrió que los niños estaban con su tía.
-La madre comparece tranquila, viste de rojo y está sentada con la mampara a su lado derecho. Evita pronunciar el nombre de Bretón y se refiere a él como «el acusado».
«Bretón nunca fue cariñoso con los niños y a veces los trató con desprecio»
-Ruth Ortiz explica que cuando ahora mira el pasado, entiende que normalizó el comportamiento y la conducto de Bretón y lo achacaba a una forma de ser. «No discutíamos porque yo no daba pie».
-Niega que Bretón se haya ocupado exclusivamente de los niños y explica que en Hueva él estaba mal y su obsesión era regresar a Córdoba. Sobre los niños, relata que el acusado le advirtió de que si tenían hijos, era por ella.
-La madre de los pequeños habla del trato afectivo de Bretón. «Cariñoso no es, ni conmigo ni con mis hijos». Asegura que es una persona con la que es difícil discutir, que no es cariñoso con nadie y que durante su matrimonio sufrió gritos en muchas ocasiones, en ocasiones delante de su familia. «Los gritos vinieron poco a poco. Nadie le llevaba la contraria». Ni la familia de Bretón.
-Ruth empieza a relatar los inicios de la relación con José Bretón. Explica que se casaron en Huelva y que se mudaron después a Almería. De esta ciudad se marcharon poco después.
-El juez ha advertido a Ruth Ortiz que tiene obligación de decir la verdad, porque ya no es mujer de Bretón y no ampara la ley.
-Se ha instalado la mampara y ha entrado Ruth en la sala de vistas. Comienza la tercera jornada del juicio.
-Ruth Ortiz comparecerá detrás de una mampara para no ver el rostro de Bretón. La madre de los pequeños está pasando terribles momentos y considera que no poder enterrar a sus hijos es una forma más de José Bretón de perpetuar el maltrato hacia ella.
-Acaba de llegar al juzgado el furgón que traslada a José Bretón a los juzgados de Córdoba.
-Ruth acaba de llegar a los juzgados: «Quiero daros las gracias a todos los que habéis contribuido a que la desaparición de mis hijos no haya caído en el olvido. Os pido respeto, porque son momentos muy duros. No vamos a hacer declaraciones ni mi familia ni yo durante el juicio. No tendremos portavoces, cuando quiera hablar, hablaré yo». Respecto a cómo se siente, asegura que «es difícil describir».
Ruth Ortiz, la madre de los niños desaparecidos de Córdoba, comparece en el juicio que se sigue contra el padre de los pequeños Jose Bretón en la Audiencia de Córdoba. La madre de los niños declarará, a petición de su abogada, María del Reposo Carrero, tras una mampara porque no quiere ver a su exmarido, quien, tal y como ha decidido el presidente del tribunal, asistirá a la vista con las esposas puestas porque hay testigos «sensibles», mientras que en las dos primeras sesiones se las han quitado.
Según la letrada, Ruth Ortiz está «fatal» y «muy cansada» y que necesita que el juicio acabe «cuanto antes».
Con toda probabilidad, la madre de los pequeños aprovechará la comparecencia para solicitar que le entreguen los huesos y cenizas supuestamente pertenecientes a sus hijos y que fueron hallados en una hoguera que prendió el acusado en una finca de Córdoba.
Además de Ruth Ortiz está previsto que declaren otros familiares maternos de los pequeños, en un juicio que se espera se prolongue al menos hasta el 8 de julio.
En la sesión de este martes declaró el acusado, quien negó reiteradamente haber matado a sus hijos, alegó el amor que siente por ellos, habló siempre de los pequeños en presente e intentó convencer al jurado de su inocencia.
No obstante, incurrió en algunas contradicciones respecto a declaraciones anteriores en aspectos como las garrafas de gasóleo que portaba en el coche o las pastillas tranquilizantes que pudo administrar a sus hijos antes de arrojarlos a la hoguera, según las acusaciones.
El padre de los pequeños, José Bretón, declaró ayer martes para negar haber administrado tranquilizantes a los niños para matarlos. Ante el jurado popular que le juzga, Bretón se describió como un «buen padre» que daría «la vida» por sus niños». Mis hijos no me temen, me adoran y yo los quiero con locura”.
La abogada de Ruth Ortiz sostuvo en un primer momento que Bretón también quería quemar a su mujer, para luego asegurar que aunque está «convencida» del hecho, había sido «un atrevimiento» decirlo.