«En mi carrera judicial he visto a una ama de casa juzgar como ya quisieran muchos jueces«. Así de contundente se muestra José Ángel Marín Gámez, doctor en Derecho, profesor en la Universidad de Jaén, juez hasta el año 2001, especialista en ciencias jurídicas y autor de libros sobre la materia como »Ocho años del Tribunal Jurado».
Marín defiende que «la gente se transforma cuando tiene la responsabilidad real de juzgar a alguien». Al menos, puntualiza, «esa es mi experiencia como juez». Marín reconoce que en un caso tan mediático como el de José Bretón (acusado del homicidio de sus hijos Ruth y José y que se enfrenta desde mañana a un jurado popular) «los miembros del jurado llegan contaminados. Eso es cierto, no es positivo y no hay porqué negarlo.
Sin embargo, llegado el momento la gente sabe considerar los hechos tal y como son. Y hay que explicar a la gente que un jurado popular no evalúa el derecho que se debe aplicar al caso (para eso ya está el juez) sino que establece cómo se han producido los hechos, sólo hechos. Es decir, si era de día o de noche; si le dio tiempo a llegar a tal o cual punto u hora; si pudo cometer un acto…» Es decir, un miembro del jurado no juzga con leyes, sino con hechos probados «y para eso sólo hace falta sentido común e interés».
Por eso, este juez considera que el jurado popular es una institución sometida a una polémica injustificada. «¡Incluso con lo garantista que es!», se sorprende. «Que sepa la gente que para que un individuo sea condenado por un jurado popular tienen que votar a favor de su culpabilidad siete de los nueve miembros del jurado». Además, si cualquiera de los miembros del jurado tiene la más mínima duda sobre la culpabilidad del acusado se aplica la máxima »in dubio pro reo» y su voto pasa debe pasar a ser de no culpabilidad. «Es preferible un culpable libre que un inocente en la cárcel», recuerda el actual profesor de la Universidad de Jaén.
El jurado popular es más duro que el magistrado
A pesar de todo, el magistrado reconoce que «un jurado popular es más duro que un juez» y lo explica porque, probablemente, «es más fácil para un ciudadano normal dejarse llevar por las pasiones». De hecho, según datos de 2011 del Consejo General del Poder Judicial, el 67% de las sentencias emitidas por jurados populares resultaron de culpabilidad para el acusado, frente al 40% de las emitidas por jueces eso mismo año.
Es más, Marín asegura que «yo he hecho una encuesta entre más de 500 presos sobre si hubieran preferido ser juzgados por un juez o por un jurado popular y más del 80% asegura que prefiere al magistrado. Y esto es porque ellos saben de la dureza de enfrentarse a un jurado popular».
Bretón lo va a tener difícil… pero aún hay partido
José Ángel Marín cree que en el caso de José Bretón el acusado «lo va a tener difícil porque evidentemente el jurado está mediatizado por una ingente cantidad de información y opiniones vertidas en los medios de comunicación». Con todo ello se ha generado un estado de opinión (en este caso condenatorio para Bretón) del que no se pueden aislar los miembros del jurado, que además son residentes en Córdoba. Por lo que la defensa de Bretón tiene que tratar de cambiar esa predisposición de los miembros.
Sin embargo, no cree que el resultado del caso esté «ni mucho menos claro». Es más, considera que «puede dar un giro copernicano porque hay muchos hechos que no están del todo probados y muchas pruebas que podrían perder validez. Y, como ya hemos hablado, el jurado popular valora sólo los hechos. Así que habrá que ver cómo se desarrolla porque la sentencia puede que no sea tan evidente como muchos piensan»