La labor de investigación policial en el caso de las diez víctimas conocidas del asesino de Long Island está bajo constante revisión de la opinión pública. El equipo de investigadores que trabaja para resolver los crímenes ha tardado cerca de un año en tener claro que se enfrentan a un único asesino.
A la familia de Melissa Barthelemy en Buffalo, Nueva York, no le ha sorprendido que al final se busque a un sólo individuo como responsable de los asesinatos. El asesino de Long Island usó el teléfono móvil de la propia Melissa siete veces, para llamar a la hermana pequeña de la víctima después de su desaparición.
Melissa fue vista por última vez en el Bronx el 12 de julio de 2009. Sin embargo, días después alguien realizó una llamada a su buzón de voz desde Massapequa, un lugar situado a unos 20 kilómetros de la zona de Long Island donde su cuerpo y los de tres prostitutas fueron hallados el 13 de diciembre de 2010.
El asesino en serie de Long Island se burló de la familia de Melissa por teléfono, llamando desde el móvil a su hermana, por lo menos siete veces, lo que aterrorizó a la adolescente. En la última de las llamadas, el hombre admitió que mató a la prostituta de 29 años de edad, según desveló Lynn Barthelemy al New York Times.
Ninguna otra familia de las víctimas ya identificadas ha recibido este tipo de llamadas. Steve Cohen, el abogado de Buffalo que ha trabajado con la familia Barthelemy desde el principio de la desaparición, dice que la investigación no está detenida.
«Seamos conscientes de que estamos tratando con un asesino psicótico«, ha declarado Cohen. «Es muy brillante, motivado, está muy tranquilo, muy bien preparado, y volverá a matar«, concluyó el letrado.