Javier Urra, el primer defensor del menor en España analiza el caso del menor de 13 años que ha sido capaz hoy de levantarse por la mañana, coger una ballesta, cuchillos y un cóctel molotov y dirigirse a clase con la intención de matar. No se sabe, pero todo parece indicar que a una profesora. La valentía de uno de los profesores del Instituto Joan Fuster, le ha costado la muerte, pero ha logrado salvar a esta profesora y a su hija, heridas. La hermana del menor se ha desmayado al enterarse de la tragedia que este ha protagonizado.
Hay varias claves, según Urra, que hay que tener en cuenta en este acontecimiento. La primera que es lunes, «por lo que todo indica que estamos ante una actuación que puede estar preparada durante el fin de semana. Otro punto es que es el aniversario del Columbine, lo cual puede ser un indicador. Y también hay que tener en cuenta el perfil social del menor, si manejaba o estaba en un ambiente con contactos con armas. Está claro que este tipo de actuaciones se deben a un odio y a un rencor acumulado en el tiempo, hay que ver si el niño se sentía acosado, sufría burlas, qué le ha motivado a actuar de esta forma».
El niño al ser menor de 14 años, señala Urra, no podrá ser juzgado conforme a la ley orgánica de responsabilidad del menor 5/2000. Lo más probable es que sea retenido, custodiado y controlado por el grupo de menores de los Mossos por su propia seguridad y enviado a un centro de protección de menores.
Urra, que sabe la reacción de los medios ante este tipo de actos señala que hay que mantener la calma, no generalizar, no volverse locos, porque estos son casos aislados y hay que preocuparse tanto del menor como de los compañeros que han sufrido un enorme impacto psicológico y que pueden tener secuelas. Es dramático, y la sociedad debe pensar si en el fútbol, en los medios, en las redes, en el día a día no abusamos de la violencia y la consideramos como un opción para resolver los problemas. Eso los niños lo captan.
Lo que no se puede hacer, según Urra, es empezar a hablar de la seguridad en los colegios, de poner controles o guardas, porque esa no es la solución.