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Seguramente en más de una ocasión habrás oído hablar acerca de los abrasivos, pero ¿qué son exactamente? Vamos a intentar resolver esta duda, además de que aprenderemos para qué se utilizan y por supuesto destacaremos algunas de las aplicaciones más comunes de este tipo de sustancia como en este artículo con información detallada, ofreciendo así la posibilidad de incorporarlo en nuestros próximos procesos constructivos y en el campo de la rehabilitación de todo tipo de materiales.
Qué son los abrasivos
El abrasivo es un tipo de material que ha sido diseñado con el objetivo de reaccionar frente a otros determinados materiales cuando se aplica a través de un sistema mecánico (chorreado, disco, granallado, entre otros).
Esto da lugar al corte, triturado o pulido de las diferentes piezas, pero es importante que entendamos que no todos los materiales tienen las mismas características, de la misma forma que, dependiendo de las propiedades del abrasivo, obtendremos diferentes terminaciones para un mismo material.
Para qué se utilizan los abrasivos
Como decíamos, los abrasivos tienen el cometido de realizar algún tipo de corte o desgaste sobre piezas o materiales específicos.
Dependiendo de cada caso, vamos a precisar de una terminación diferente, por lo que es muy importante que nos aseguremos de que estamos utilizando el tipo de abrasivo adecuado en cada caso.
En cuanto a los tipos de abrasivo, existen diferentes alternativas en el mercado, entre los que podemos destacar la granalla, el corindón y el silicato en sus diferentes presentaciones.
La elección de cada uno de ellos irá ligada a las aplicaciones a las que vayamos a destinarlos.
Aplicaciones más habituales
Los abrasivos tienen campos de actuación y aplicación muy amplios, aunque podemos destacar cuatro principales que son:
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Devastado: el devastado es la utilización de abrasivos con el objetivo de producir desgaste en un material específico, para lo cual se utilizan sistemas como es el chorreado. Cabe destacar que esta es una de las aplicaciones más importantes y para la que existe un abanico de abrasivos mayor.
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Corte: en esta ocasión se trata de un disco que actúa cortando el material que queremos trabajar. Para ello existen todo tipo de materiales y terminaciones, así como perfiles que los harán más adecuados a la hora de trabajar la piedra, la madera y el metal.
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Afilado: se centra fundamentalmente en el mantenimiento y afilado de herramientas que incluyen desde brocas hasta sierras, cuchillos, tijeras, etc. Generalmente se realiza mediante la utilización de discos especiales que giran a altas velocidades provocando el desgaste.
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Limpieza: es otra de las aplicaciones más importantes de los productos abrasivos, ya que permite limpiar metales de forma muy efectiva utilizando sistemas como el chorreado. Básicamente, el abrasivo se impulsa a presión contra el metal, procediendo así a su desgaste con el objetivo de garantizar una superficie adaptada a las aplicaciones y productos que queramos utilizar sobre ella.
En el mercado tenemos la posibilidad de encontrar una amplia variedad de abrasivos, cada uno de ellos desarrollado para satisfacer unas necesidades concretas, ya sea a la hora de trabajar materiales diferentes o incluso para conseguir resultados distintos, por lo que es importante que conozcamos el producto, nos aseguremos de sus cualidades y procedamos eligiendo aquel que sea más conveniente en nuestro caso.