Los barcos europeos que faenaban en caladeros marroquíes se han retirado en las últimas horas sin mayores incidentes de las aguas del país, mientras planea sobre las relaciones euromarroquíes un fondo de crisis.
«Las informaciones que tenemos es que todo el mundo se ha retirado y las cosas están tranquilas y normales», dijo a Efe el embajador de la Unión Europea en Rabat, Eneko Landáburu.
Después de que ayer el Parlamento Europeo rechazara prorrogar el acuerdo de pesca con Marruecos, el gobierno de Rabat ordenó a todos los barcos que se encontrasen faenando al amparo de ese acuerdo que abandonaran sus aguas antes de la medianoche.
La medida afectó a 56 barcos (51 de ellos españoles) que a esas horas pescaban en las aguas del Estrecho y del Atlántico, incluidas la aguas del Sahara Occidental, que han constituido uno de los puntos de discordia para la no renovación del acuerdo.
El ministro de Agricultura y Pesca marroquí, Aziz Ajanuch, dijo hoy que la suspensión del acuerdo «tendrá consecuencias muy negativas» para las relaciones de su país con la Unión Europea, en línea con lo expresado ayer por el Ministerio de Exteriores.
En un comunicado hecho público ayer, el ministerio consideraba que la decisión de la Eurocámara supondría «una reevaluación global» de sus relaciones con la UE (el mayor socio comercial y de cooperación con Marruecos), y concretamente en las negociaciones sobre el comercio de servicios, la readmisión y movilidad de personas y el acuerdo de librecambio.
Landáburu dijo que se limita a «tomar nota» de estas palabras pero añadió «no saber qué pueden significar» esta reevaluación aludida por Rabat, y en todo caso prefirió quitarle importancia: «Espero que «la decisión democrática (del Parlamento Europeo) no tenga un efecto de freno sobre los otros elementos de negociación que tenemos abiertos».
De momento, las consecuencias inmediatas de la suspensión del acuerdo se van a dejar sentir: Marruecos tendrá que devolver la cantidad prorrateada de los 36,1 millones de euros anuales que la UE había adelantado como compensación financiera hasta que terminase el acuerdo, el próximo 28 de febrero.
Pero además, según explicaron a Efe fuentes europeas, 170 marinos marroquíes tendrán que abandonar los barcos europeos donde estaban reclutados, concluirá la ayuda financiera europea (de un 20 % del total) a las investigaciones pesqueras en el país y concluirá también el apoyo en la formación y en la modernización de la flota.
Ante este panorama, el ministro Ajanuch -que culmina sus últimos días en el gobierno saliente- mostró cierta displicencia al decir que su país «tiene sus propios medios para desarrollar el sector» pesquero, por lo que el fin del acuerdo «más que una amenaza, representa una oportunidad».
Las asociaciones marroquíes del sector pesquero no se desmarcaron del tono gubernamental, pero reconocieron la «sorpresa» que había supuesto el voto de la Eurocámara y la contradicción que eso suponía con las propuestas de otras instancias europeas, en un país donde no es corriente que el Parlamento se oponga a las decisiones del Ejecutivo.
En todo caso, y como quiera que la posibilidad de un nuevo acuerdo sigue abierta -siempre que respete los principios que ayer trazó el Parlamento Europeo-, la Federación Marroquí de Pesca y Acuicultura (FMPA) dijo hoy que espera que un eventual próximo acuerdo sea «equilibrado».
El vicepresidente de la FMPA, Yusef Benjeloun, dijo a Efe que no está en contra de un acuerdo de pesca con la UE, pero subrayó la necesidad de llegar a un acuerdo «positivo para ambas partes, que preserve las riquezas pesqueras del país y que respete la independencia de decisión y la unidad de las aguas territoriales de Marruecos» haciendo alusión a las aguas del Sáhara Occidental.