El incumplimiento de los tratamientos médicos por parte de los pacientes, se ha convertido en uno de los principales problemas de salud, particularmente, para las enfermedades conocidas como crónicas. Hay datos hoy publicados que advierten que casi un 20% de las recetas extendidas por el médico no llegarán nunca a retirarse de la farmacia. Además, a esos fármacos recetados pero no consumidos, tenemos que sumar que aquellos que si los adquirirá el paciente pero que no llegará tampoco a consumir además de los que consumirá de forma incorrecta y de forma diferente a la que le indicó su médico. Esto hará que debido a todos estos aspectos, al final casi un 50% de los medicamentos prescritos en tratamientos crónicos no serán consumidos. En tratamientos agudos la adherencia al tratamiento farmacológico, aunque no sea completo, si alcanza cifras mejores. Hasta un 70% de los medicamentos prescritos para el tratamiento agudo de enfermedades si serán consumidos correctamente.
El no cumplimiento del tratamiento farmacológico que el médico nos indica puede suponer que se produzca una peor evolución de la enfermedad. Sirva como ejemplo que el no cumplimiento terapéutico se ha relacionado con un riesgo mayor de hospitalización e incluso de mortalidad en pacientes tratados, por ejemplo, con fármacos que bajan el colesterol y no toman este tratamiento. Incluso, se ha calculado que los riesgos de mortalidad llegan hasta un 12% más en pacientes que necesitan tomar tratamientos hipocolesterolemiantes y solamente tienen una adherencia intermedia, y llegan alcanzar cifras de hasta un 25% más de riesgo en aquellos pacientes con menor adherencia. Esto además supone un alto coste económico.
En términos económicos se ha estimado que la no adherencia al tratamiento en la Unión Europea un gasto adicional de 125.000 millones de euros anuales. Este incremento del gasto se debe a múltiples factores entre los que destacan el aumento en el número de ingresos hospitalarios, el absentismo laboral, además de una mayor frecuentación en las visitas a los servicios de urgencias sanitarios. Tanta es la importancia que se le está dando a este problema en el ámbito sanitario que incluso ya se ha categorizado el tipo de paciente según su no adherencia terapéutica. Así, podemos clasificar a los pacientes en tres niveles: 1.- La denominada no adherencia primaria que ocurre cuando el paciente no adquiere el tratamiento que le han indicado; 2.- La no adherencia discontinua. En este caso el paciente parará el tratamiento que le prescribieron en estadios muy tempranos desde su comienzo y 3.- La no adherencia con compromiso de ejecución. El paciente realiza el tratamiento pero de forma incorrecta en relación a las instrucciones que le dieron, bien porque no toma la dosis del fármaco que le prescribieron o toma el medicamento en tiempos diferentes a los que le indicaron.
Se han ideado mecanismos tecnológicos para controlar que los pacientes realmente cumplan el tratamiento que se les indicó. Por ejemplo, se han diseñado frascos de pastillas que contienen un microprocesador en su tapa que recoge y graba el tiempo y frecuencia en el que el frasco se abrió. Con esta metodología se ha registrado, por ejemplo, que el momento en el que se incumple más la adherencia terapéutica es en la pastilla que se toma a la hora de la comida. Sin embargo, esta tecnología también tiene sus delimitaciones. Una muy clara es que no se puede controlar si al abrir el frasco que contiene el fármaco, realmente se realizó la toma de la dosis correspondiente o si incluso se pudo tomar una dosis diferente a la prescrita.
Se han desarrollado también otros sistemas como por ejemplo el empleo de teléfonos móviles. Se han diseñado sistemas electrónicos que generan una llamada telefónica o un mensaje de texto para el móvil del paciente recordando a este que ha llegado el momento de tomar su medicación. Sin embargo, este sistema tampoco ha supuesto hasta el momento resultados muy espectaculares.
Al final, independientemente de que se puedan utilizar y desarrollar las nuevas tecnologías para mejorar el porcentaje de adherencia a los tratamientos farmacológicos particularmente a los pacientes con tratamientos crónicos, lo que si ha demostrado mejorar estos porcentajes es lo que se conoce como establecimiento de una alianza terapéutica. La alianza terapéutica tiene como objetivo estrechar la relación de los profesionales de la salud que cuidan al paciente con este último, consiguiendo una gran implicación y concienciación del paciente con el tratamiento de su enfermedad.
Dice la historia que los antiguos romanos tenían una adhesión grande a las hierbas aromáticas. En todas las cocinas romanas siempre existían unos cuantos brotes de hinojo que ellos pensaban que les ayudarían a alejar toda clase de enfermedades. Particularmente el hinojo era utilizado para tratar enfermedades de los ojos. Habían observado que las serpientes se restregaban los ojos con plantas de hinojo para recobrar la visión. Higea, diosa de la salud y la limpieza, de cuyo nombre deriva el término higiene, hija de Asclepio, dios de la medicina griega, se representaba como una mujer joven, rodeada por una serpiente que vertía el veneno en una vasija. Posteriormente, la representación se simplificó, quedando sólo la serpiente y una copa, pasando a ser símbolo usado por los farmacéuticos.