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Cuando se trata de psicología, son muchos los tabús y los prejuicios que nos encontramos en la sociedad actual. No solo por el hecho de que muchas personas no vean a los psicólogos como otro profesional más de la salud que pueda ayudarnos en nuestro día a día sino porque muchas personas desconocen el ámbito de actuación de estos profesionales.
No obstante, y a pesar de lo anterior, en los últimos años hemos visto cómo estas falsas creencias han ido cambiando y cómo cada vez son más las personas que saben que para tener una salud completa también es necesario contar con una buena salud mental. Y que el hecho de sufrir enfermedades como la depresión, la ansiedad, la baja autoestima, los problemas alimenticios, etc. no solo no son motivo de vergüenza sino que podremos superarlos si contamos con la ayuda de un buen psicólogo profesional.
De hecho, este tipo de enfermedades modernas (que por desgracia son tan habituales hoy en día) son incluso más importantes de tratar cuando nos encontramos con niños. Entre otros motivos, porque tanto la infancia como la adolescencia son dos etapas críticas de nuestras vidas que marcarán el resto de las mismas. Por lo tanto, si no tratamos a tiempo este tipo de enfermedades (o cualquier otra relacionada con la mente), cuando esos niños se conviertan en adultos las consecuencias de las mismas serán mucho mayores y será necesario una terapia mucho más larga para poder ponerles remedio.
Por ese motivo, no nos debería de extrañar que una de las búsquedas más habituales en la red sea la de “psicologos para niños”. No solo como una forma de dar con los profesionales que más tarde podrán ayudarnos (o, mejor dicho, podrán ayudar a los más pequeños de la casa) sino también como una forma de conocer con mayor profundidad en qué consiste el trabajo de estos profesionales y qué tipo de tratamientos nos encontramos.
Al fin y al cabo, una terapia infantil que funcione con un niño no será necesariamente igual que la que necesite otro. Por ello, contar con un psicólogo especializado en un ámbito concreto, será sinónimo de estar más cerca de conseguir un bienestar pleno. Tanto físico como, y sobre todo, mental.
Las terapias infantiles: ¿qué tipos hay y en qué casos están recomendadas?
Siguiendo con este tema, puede que muchas personas se estén preguntando qué tipos de terapias infantiles existen y si son muy diferentes de las terapias para adultos.
En ese sentido, si bien es cierto que hay algunas terapias que serán similares entre niños y adultos (al igual que pasa en la medicina convencional), las particularidades que nos encontramos con los niños hacen necesario usar una serie de técnicas que favorecerán el éxito del tratamiento. Por ejemplo, es habitual realizar sesiones más cortas o bien usar elementos de apoyo como los dibujos, los juguetes, etc. para crear un ambiente mucho menos hostil y más acogedor para los niños. Sobre todo cuando se trata de niños muy pequeños.
Una vez aclarado este punto, entre las diferentes terapias infantiles que nos encontramos, cabe destacar las siguientes:
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Trastornos de conducta: que a menudo se traducen en un carácter más agresivo, desafiante, etc. o incluso lo contrario, un carácter excesivamente introvertido. Unos cambios que pueden venir de la mano de algún cambio en la vida del niño (por ejemplo, un nuevo colegio) y que si se mantienen en el tiempo pueden necesitar de un tratamiento psicológico para solucionarlo.
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TDAH o trastorno por déficit de atención e hiperactividad: un trastorno que va mucho más allá de la falta de atención de los niños y que supone un problema para el bienestar de los pequeños y de sus familias.
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Déficit de habilidades sociales: tanto trastornos más graves como el autismo (TEA) como una introversión exagerada, pasando por todo tipo de conductas que reflejan que el niño no sabe desenvolverse bien socialmente. Con todo el estrés y malestar que eso conlleva.
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Trastorno del aprendizaje: dislexia, TDAH y disgrafía. Unos trastornos que son fáciles de diagnosticar y de tratar y que suponen mejorar la calidad de vida de los niños. Además de que este tipo de terapias dan muy buenos resultados.
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Depresión y ansiedad infantil: por desgracia, dos de las causas más habituales en consulta (al igual que ocurre con los adultos) y que tienen síntomas de lo más variados: falta de interés, de energía, dificultad para conciliar el sueño, etc. La buena noticia: tienen solución.
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Trastornos de la alimentación: un trastorno que cada vez afecta a los niños y adolescentes antes y que pone en riesgo su salud física y mental de no abordarse a tiempo de forma multidisciplinar.
Como podemos ver, son muchas las situaciones donde un buen psicólogo será la respuesta que buscamos.