Hoy en día, los juegos infantiles en su mayoría se concentran en una pantalla. Desde edades cada vez más tempranas, pueden pasar horas en el móvil o en una tableta.
Según el último informe de Common Sense Media, una ONG de EE.UU., preocupada del bienestar infantil, uno de cada tres niños (38%) ya utiliza dispositivos móviles (teléfonos o tabletas) antes de aprender a hablar.
Estudios han descrito una serie de perjuicios de esta afición, que van desde problemas de postura, hasta retraso en el desarrollo del lenguaje.
Pero ahora, expertos advierten que su uso y, sobre todo, su abuso podrían limitar o retrasar la habilidad para escribir.
Según Lindsay Marzoli, terapeuta ocupacional del Learning and Therapy Corner, en Maryland (EE.UU.), el uso excesivo de estos dispositivos puede causar un retraso motor en los niños. Esto, explica Marzoli, debido a que cuando se ulilizan pantallas táctiles, los niños no están construyendo los músculos necesarios para la escritura, especialmente en manos y dedos.
“Si están siempre con un iPad y no hacen actividades con papel y lápiz, que deberían estar haciendo, sus músculos seguirán siendo débiles”, dijo la experta al sitio Cbslocal.com.
“Lo que estamos viendo es una gran cantidad de niños con retrasos motores y disminución de fuerza muscular en algunas áreas”, agregó.
José Rubio, kinesiólogo de Clínica Las Condes, lo confirma: “El uso excesivo de estos dispositivos genera debilidad muscular. Pasan mucho tiempo sentados, en vez de estar haciendo tareas funcionales, como correr o escalar, y eso afecta su desarrollo sicomotor y todo lo que pase en la motricidad gruesa afectará la motricidad fina”.
Según el experto, el proceso de aprendizaje de los niños es integral. Cualquier cambio en una de sus áreas afectará inevitablemente al resto.
Y el sedentarismo no es un problema de niños obesos. El experto sostiene que cada vez es más frecuente que también niños con una alimentación apropiada, tengan una actividad física demasiado restringida y su masa muscular sea inferior para su edad y contextura, con una potencia muscular inferior a la que su peso le demanda. “Son niños torpes, que se demoran en levantarse del suelo, que no se pueden colgar de un árbol”, ejemplifica. Limitaciones físicas que alteran la parte no verbal del lenguaje, lo que inevitablemente alterará su desarrollo.