El ébola, una enfermedad poco habitual pero que es mortal, se detectó por primera vez en 1976 en el río Ébola, en el Congo. Altamente contagiosa, la enfermedad está provocada por un virus que se transmite por contacto directo con sangre, saliva, sudor, orina o vómitos ya infectados. Las fuertes hemorragias provocan una muerte cruenta y dolorosa.
Pero el ébola también preocupa porque se usa en ataques terroristas. Ahora, un equipo de investigadores de Biodesign Institute de la Universidad del Estado de Arizona, del College of Medicine Phoenix de la Universidad de Arizona y del United States Army Medical Research Institute of Infectious Diseases están haciendo interesantes avances en el desarrollo de una vacuna para combatir la enfermedad.
El estudio se está realizando con un método altamente innnovador: inyectando una bacteria en plantas de tabaco, algo totalmente diferente a la vacuna de la gripe, por ejemplo, que se cultiva en células animales. Uno de los mayores problemas a los que se tienen que enfrentar la investigación es que los brotes de ébola no son frecuentes, mientras que los esfuerzos se suelen centrar en otras vacunas, como la que se desarrolla contra el sida.
Asimismo, al ser mortal no es fácil hacer ensayos clínicos, informa Medical News Today.