Hasta el 5 por ciento de la población española podría tener un problema de ludopatía, «un trastorno crónico discapacitante que comporta importante consecuencias para las personas que lo padecen y su entorno», ha señalado el doctor Alfonso Sanz, miembro de la junta directiva de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP).
«El juego patológico, al igual que otras alteraciones del control de los impulsos, hace que los afectados no puedan resistir la tentación de jugar. La persona no puede controlar su voluntad y continúa jugando de forma persistente, recurrente y desadaptativa a pesar de que esto lesione todas las esferas de su vida», ha explicado por su parte, la doctora Elena Ros, psiquiatra del Hospital Universitario Vall d»Hebron (Cataluña).
En los adultos, este tipo de conductas se asocia desde un punto de visa médico a un déficit cognitivo con pérdida de memoria y a problemas de sueño. Mientras que, en adolescentes, se relaciona con bajo rendimiento, fracaso escolar, irritabilidad, pérdida de interés por la vida y problemas de sueño.
Durante los últimos años, se ha registrado un aumento de este trastorno patológico en adolescentes. «La mayoría de los jóvenes juega y no tiene problemas a causa de esta conducta. Sin embargo, se ha incrementado la prevalencia de juego patológico en adolescentes, superando las tasas observadas en los adultos», ha indicado Ros.
De acuerdo con esta psiquiatra, este tipo de conductas está asociado a la mayor aceptación del juego por parte de la sociedad y al incremento de la promoción del mismo a través de Internet. En concreto, entre los 14 y 18 años es la franja de edad en la que se concentra el mayor número de jugadores.
En la aparición de la ludopatía en adultos y jóvenes intervienen tanto aspectos ambientales como biológicos. «Todavía tenemos mucho que conocer sobre las bases neurobiológicas de las adicciones y dependencias. Se están estudiando ciertos genes que parece que podrían estar implicados en la génesis de este trastorno, de forma que algunos factores predisponentes en el juego patológico podrían estar condicionados genéticamente», ha indicado Sanz.
No obstante, su papel varía en cada individuo y en función del sexo. «Sabemos, no obstante, que las personas más frágiles constituyen el grupo más vulnerable y este tipo de personalidades se observan, sobre todo, en adolescentes», ha señalado.
Además, en uno de cada cuatro casos, suele estar asociado a un trastorno psiquiátrico, fundamentalmente depresión, manía y ansiedad, y también al consumo de sustancias adictivas, casi en el 40 por ciento de los casos. Este tipo de conductas se suele manifestar con más frecuencia en personas con antecedentes familiares de adicción al juego.