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Una de las nuevas tendencias o modas que se vive tanto en Europa como en España, e incluso en todo el mundo, tiene que ver con el deseo de seguir o llevar una vida fitness. La verdad es que este tipo de vida no se logra de la noche a la mañana, es decir, conlleva una cantidad de trabajo para que el cuerpo se adapte a vivir de esa manera, que nuestra mente se acostumbre a hacer ejercicios diariamente y a comer las cantidades que debemos comer para obtener la cantidad de proteínas necesarias para poder lograr el rendimiento que estamos esperando.
Esta necesidad de consumir proteínas muchas veces lleva a las personas que desean vivir una vida fitness a buscar complementos proteínicos que puedan ofrecer esas cantidades de proteínas (a veces exageradas) que son necesarias para sacar el mejor rendimiento de cada sesión de ejercicio, hasta aquí, todo bien. Pero algunas pruebas de laboratorio y algunos estudios demuestran que existe un problema en la mayoría de los polvos de proteína.
El problema actual de los polvos de proteína
El problema que en los últimos años se ha presentado tanto en España como en Europa con este tipo de productos, es que casi el 75% de los polvos de proteína que salen al mercado ofreciendo promesas de grandes cantidades de proteínas. La verdad es que contienen una menor cantidad de proteínas de lo que verdaderamente ofrecen. Tanto es así que el informe realizado por Candidlab demuestra que de cada 20 productos que fueron probados 15 presentaban menor cantidad de proteínas de las ofrecidas.
Este problema radica simplemente en el poco control que se tiene con este tipo de productos, ya que no existen muchas instituciones establecidas para ayudar al consumidor, es decir, no existen instituciones que comprueben que realmente los productos que son producidos por las diferentes empresas contienen la cantidad de proteínas que dicen tener.
Pero la verdad es que la falta de proteína no es el único problema, ya que el poco control de la producción de los polvos de proteína e incluso el poco control que existe sobre las etiquetas de los mismos. Si mienten sobre la cantidad de proteína pueden mentir sobre cualquier otra cosa dentro de la receta del producto, nos llevan a pensar que consumir este tipo de productos puede incluso ser un riesgo para la salud de quien lo consume. Este problema también se presenta en menor escala en productos como las vitaminas, el aceite de pescado o los probióticos.
Por lo anteriormente mencionado se recomienda tener mucho cuidado a la hora de confiar en las recetas de algunos productos y comenzar por leer las opiniones de expertos en la materia antes de realizar una compra de cualquier suplemento proteínico, por dos simples razones: primero para cuidar nuestra salud y segundo para saber que la inversión que estamos realizando vale de verdad la pena.
El problema con las afirmaciones falsas no es algo nuevo y es por ello que a lo largo de los años en Europa y en España tantas instituciones han implementado algunas pruebas por las cuales deben pasar ciertos productos antes de salir al mercado, algo que se espera que pase con la producción de los suplementos proteínicos en los próximos años.