Seguramente muchos de ustedes lectores fieles de Teinteresa si han mirado o alguna vez se han entretenido en escudriñar las nubes, o miran el enlosado de las calles, o simplemente cuando miran a una tostada o algún artilugio de los muchos que tenemos en casa, seguramente alguna vez les ha parecido ver una cara o incluso la figura de un animal. Esto es un fenómeno que nos ocurre a todos y. aunque los científicos no se ponen del todo de acuerdo, parece que son debidos a la existencia de conexiones entre nuestro cerebro y nuestra visión que hace que el primero no funcione bien. Al fenómeno de relacionar caras en por ejemplo las nubes o las paredes se le ha puesto el nombre de pareidolia.
La pareidolia es un fenómeno que los expertos definen o asocian a una indicación de que el cerebro trabaja de forma equivocada y está emparejando algunos estímulos calificados de ambigúos con la representación de un rostro. Pero el concepto de pareidolia ha traído como consecuencia que se surja la hipótesis que debe de existir una zona específica en el cerebro que se encarga de procesar los rostros. Los científicos han localizado esta área en el hemisferio derecho del cerebro. Esta localización es muy interesante porque lo que si se conoce bien es que el hemisferio derecho controla los sentimientos y la creatividad, y en el fondo la pareidolia es un proceso en el fondo creativo.
Pero las visiones irreales que el cerebro nos hace pensar que estamos observando y percibiendo aunque sea de forma irreal no terminan con la pareidolia. Existe otro concepto que define una irrealidad que el cerebro nos hace percibir. Este otro concepto se llama apofenia. La apofenia consiste en ver patrones o sucesos relacionados de datos sin sentido. Un ejemplo de apofenia es por ejemplo pensar que bajarse de la cama apoyando siempre el pie derecho trae suerte o que va a sonar el teléfono y va y suena. Podríamos decir entonces que en algunos casos la apofenia se acerca a lo que podemos entender como superstición o a veces incluso una posible capacidad predictoria. La pareidolia se considera también un tipo de apofenia. La apofenia parece que es producida por una actividad muy grande del sistema dopaminérgico.
Otra irrealidad que podemos tener es el espejismo. El espejismo es una ilusión óptica. La ilusión óptica se produce por una refracción de la luz. Si prueban con un lapicero y lo introducen en un vaso de agua, les dará la sensación óptica que el lapicero se angula. Cuando las capas de aire adquieren temperaturas diferentes, como ocurre entre el desierto y el aire, la densidad varía entre ellas y al atravesarlas la luz del sol, la luz se refracta superficialmente y se refleja como si fuera un verdadero espejo, dando la sensación de la presencia de agua. Es el espejismo.
Tanto la apofenia como la pareidolia o los espejismos no son patologías y prácticamente todo el mundo hemos creído ver alguna vez alguno de los fenómenos asociados con ellas.
Dice la historia que Platón narró la alegoría de la cueva en la que una serie de hombre encadenados tenían como único horizonte el fondo de la cueva donde se proyectaban debido a la luz de una hoguera, las sombras de animales y otras personas. Los prisioneros de Platón como no miraban hacia atrás no se daban cuenta que las sombras eran solo simples reflejos de las cosas que estaban detrás de ellos.
Decía Graham Greene “nunca convencerás a un ratón de que un gato negro trae suerte”. Es probable que el ratón no conozca la apofenia.