Brasil ha reforzado las medidas de prevención contra la fiebre amarilla, especialmente en el estado de Sao Paulo, donde ha habido varias muertes por esta enfermedad durante los últimos días.
Las autoridades de la localidad de Atibaia, en el citado estado, han confirmado la muerte de dos personas, que se suman a otros tres fallecimientos registrados en la región metropolitana de la capital paulista y contabilizados por la secretaría regional de Salud.
El balance actualizado de muertes por esta enfermedad todavía no ha sido divulgado por la secretaría, que hoy garantizó que la situación en Sao Paulo, la ciudad más poblada de Brasil, está «bajo control».
«Estamos alertando, no estamos alarmando. El Estado tiene la situación bajo absoluto control. No va haber epidemia o pandemia, pero infelizmente vamos a tener más casos», sostuvo el secretario de Salud del estado de Sao Paulo, el médico David Uip.
Para prevenir un posible brote, el Gobierno brasileño anunció ayer una campaña de vacunación en los estado de Sao Paulo, Río de Janeiro y Bahía, la cual pretende alcanzar a 19,7 millones de personas.
Los tres estados adoptarán el método de la dosis fraccionada, usada en África en 2016, que prevé que la dosis que antes era aplicada en una sola persona sean ahora suministrada a cuatro.
A pesar de que la campaña comenzará oficialmente en Sao Paulo el próximo 3 de febrero, miles de ciudadanos de diferentes ciudades del estado han hecho colas en los últimos días para recibir la vacuna ante el aumento de casos.
«Cuando mi madre me dijo que ya habían muerto tres personas por la fiebre amarilla, sentí miedo, pero ahora que me he vacunado estoy tranquila», dijo a Efe Victoria, una niña de nueve años que llegó al ambulatorio de la zona norte de la ciudad acompañada por su madre.
Otro vecino de la zona, Alessandro Lacerra, aseguró que esperó un poco antes de vacunarse, aunque se decidió después de la recomendación de las autoridades.
«Traje a toda mi familia para tomar la vacuna y quedar tranquilos», contó Lacerra.
El temor ante un nuevo brote de esta enfermedad llevó a cerrar decenas de parques con densa vegetación en todo el estado de Sao Paulo, especialmente después de la aparición de algunos monos muertos.
Las autoridades, sin embargo, anunciaron hoy la reapertura de tres de ellos, después de que se reforzara la vacunación de los vecinos de la zona.
El Ministerio de Salud había declarado en agosto del año pasado el fin de la emergencia sanitaria provocada por el brote de fiebre amarilla que afectó toda la región sudeste de Brasil y que provocó, entre diciembre de 2016 y agosto de 2017, 261 muertes y otros 777 casos comprobados de contagio.
Los expertos distinguen dos tipos de fiebre amarilla que se diferencian por el mosquito transmisor: la silvestre -transmitida por el «Haemagogus» y el «Sabethes», que ataca principalmente a los monos- y la urbana, que transmite el «Aedes aegypti», el vector del dengue, el zika y el chikunguña.
«Hasta ahora los casos de fiebre amarilla registrados son silvestres y no urbanos. Hacía tiempo que no había proporciones tan altas de muertes causadas por esta enfermedad, lo que demuestra que existen problemas de vacunación en algunas franjas de edad, adultos principalmente», explicó a Efe el médico Jose Carlos Rissato Carvalho.
Los síntomas de la fiebre amarilla son similares a los de la gripe, con temperaturas altas, escalofríos y dolor muscular.