Quién me iba a decir a mí que pasado el ecuador del reto habría cambiado hasta la Presidencia del Gobierno. Ahora puedo correr sin echar el bazo en el intento, afronto los entrenamientos con más dignidad (aunque no menos agujetas) y me siento más ligera. Pero como este artículo no lo patrocina ningún anuncio de compresas tengo que admitir que, aunque la vida activa me está respetando, sigo sin preferir las series de sentadillas a estar sentada viendo una serie.
Sin embargo, los resultados a una semana de cumplir los 21 días del reto con Fit Train son evidentes. Los intensos entrenamientos con Daniela y Rubén y los retos diarios me han permitido ganar tono muscular y reducir mi porcentaje de grasa corporal, pero el ejercicio por sí solo no es suficiente para adelgazar. Muy a mi “pesar”, y nunca mejor dicho.
Despídete de la pasta y el arroz, nada de sal, reduce el aceite, no comas pan y, por supuesto, nada de alimentos procesados, alcohol o bebidas con gas. El azúcar también está prohibido e, incluso, hay que controlar el consumo de fructosa (el azúcar de la fruta). Los cereales hay que tomarlos por la mañana y con moderación, igual que los lácteos o las grasas saludables.
En este tiempo mi relación con los carbohidratos simples se ha resentido, pero estas semanas me he montado un trío con la plancha y la cocina al vapor y al menos he podido saciar mi apetito. Las ensaladas sin aliño, las tortillas sin yemas, la comida sin sal y, en general, yo SIN verle el sentido a la vida. Vale que no estoy pasando hambre, pero qué gracia tiene ir a la feria de San Isidro y cambiar un bocadillo de entresijos, panceta, morcilla o chistorra por un tupper de brécol. Ninguna, ya os lo digo yo.
Pero ojo cuidao’ con las restricciones porque ‘cada maestrillo tiene su librillo’ y ‘donde dije digo, digo Diego’ y las opiniones son como los culos que cada uno tiene uno. Tirando de refranero popular quiero decir que lo que hoy es bueno mañana la OMS dice que da cáncer, que lo que hace años engordaba hoy favorece la pérdida de peso y que lo que a ti te funciona a mí se me acumula en las cartucheras.
Comer sano es comer comida real, no por dejar de tomar pasta vas a ser un ángel de Victoria’s Secret ni por el contrario hincharte a carbohidratos va a darte el cuerpo de The Rock. Mi objetivo es conseguir un cambio físico en solo tres semanas haciendo ejercicio y sin recurrir a la dietas milagro donde lo único milagroso es la velocidad a la que recuperas todo lo perdido después. Y en eso estamos.
El truco es que no hay truco, hay que comer cinco veces al día para mantener activo el metabolismo y beber mucha agua, porque si el organismo detecta que no recibe la suficiente empezará a retener líquidos. Parece fácil, pero no lo es, como tampoco lo es mantener tu vida social durante estos días de filetes de pollo y verduras. Tus amigos intentarán que boicotees tu dieta, te tentarán con cervezas, con raciones de fritos o “hamburguesotes”. Y tú, que confías lo justo en tu fuerza de voluntad, acabarás por recluirte en tu casa, con tus comidas sin sal y con la única compañía de tus series… de sentadillas.