Las personas con Asperger suelen tener algún ‘interés restringido’ que les permite alcanzar niveles extraordinarios de funcionamiento en una determinada área, aunque estas no suelen estar relacionadas con la actividad física. Si los Asperger son extremadamente hábiles para moverse entre datos y números, suelen tener muchos problemas con el trabajo instrumental. Según un estudio mencionado por la psicóloga norteamericana Maureen Neihart, entre el 50 y el 90% de los niños Asperger presentan torpeza motora. Además, suelen ser desgarbados, descoordinados y poco hábiles para las tareas instrumentales. ¿Cabe Messi, el futbolista más hábil del planeta y uno de los que más rápido ejecuta las acciones, en un cuadro semejante?
“En realidad no responden a un patrón único pero muchos Asperger suelen tener problemas en la ejecución, presentan un andar torpe… Físicamente tienen muchas dificultades debido a un trastorno generalizado del desarrollo, algo que se da también en otros tipos de autismo. De ahí que sea muy difícil que uno de los futbolistas más coordinados del planeta tenga el síndrome, aunque no es imposible y yo no soy especialista en diagnóstico, pero creo que las posibilidades son remotas”, afirma el director técnico de Asperger España, José Antonio Peral.
El Asperger no se puede diagnosticar con una prueba orgánica, no valdría una radiografía ni un TAC para determinar con seguridad si se tiene. El diagnóstico se hace por patrones de comportamiento de ahí que a veces se atribuyan casos de forma poco meticulosa, puesto que hay síntomas que forman parte de Asperger y que pertenecen también a otras patologías. Por ejemplo, la falta de resonancia emocional o de entender la intención de las otras personas está presente en los sociópatas y por supuesto no tienen nada que ver con Asperger.
El prestigioso psicólogo de la Universidad de Cambridge, Simon Baron-Cohen, atribuye a Albert Einstein y a Isaac Newton el síndrome de Asperger por entender que en sus biografías se da de forma recurrente patrones propios de este trastorno, como el hecho de carecer de habilidades sociales, estar obsesionados con temas complejos y tener un comportamiento rutinario. Baron-Cohen observa estas pautas en Einstein, que fue un niño tímido y solitario, que repetía ciertas frases y parecía aislado del mundo, además de ser notablemente confuso como profesor.
En Isaac Newton, Cohen ve el síndrome en su extraordinaria capacidad de trabajo – “casi no hablaba, estaba tan absorto que a menudo olvidaba comer” – y en ciertas conductas poco convencionales, como aquella vez en la que nadie acudió a su conferencia y la pronunció igualmente ante un auditorio vacío. En todos estos casos existen también indicios contrarios, como el agudo sentido del humor de Albert Einstein, tan poco común entre los Asperger.
Para José Antonio Peral ningún caso es Asperger hasta que haya un diagnóstico, lo que no impide elucubrar o incluso ver claros indicios en algunos personajes y serios inconvenientes en otros. Volviendo al caso de Messi, la práctica del fútbol exige una gran flexibilidad a la hora de decidir, una búsqueda continua de soluciones y una visión general del juego, además de una rapidísima ejecución, lo cual es muy poco común al Asperger, más bien todo lo contrario. “Los Asperger pueden rendir en actividades muy claras y rutinarias, pero hay que evitarles elementos de indefinición, cambios de ritmo, conflictos… justo lo que ocurre durante un partido de fútbol”, comenta.
Sin embargo, la dirección cinematográfica también exige una visión panorámica en la que hay que conjugar una multiplicidad de elementos y el psicólogo sí detecta algunos patrones Asperger. “En Tim Burton – esto es una opinión personal – cada secuencia está estudiada al detalle, de forma quizás obsesiva y hay una serie de elementos que se repiten, desde la temática a la propia luz, que siempre es muy parecida. Aquí quizás haya más elementos que puedan entrar en juego, aunque quizás se trate simplemente de que conozco mejor el cine de Tim Burton que el juego de Messi”.