Las estadísticas demuestran que la mejor forma de combatir el sobrepeso y la obesidad es con educación, ya que existe una clara relación inversa entre los niveles de educación y la obesidad, hasta el punto que puede compensar la susceptibilidad genética.
Esta es la teoría del profesor José María Ordovás, director del laboratorio de Nutrición y Genómica del USDA-Human Nutrition Research Center on Aging de la Universidad de Tufts, que asegura que “la mejor manera de combatir la obesidad es eludirla, y esto consiste en comer lo que necesitamos y cuando lo necesitamos y mantener la balanza entre lo que comemos y la actividad diaria que consume esas calorías”.
Durante el curso magistral »Objetivo Salud: comer como mandan los genes» en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, explicó que cada uno de nosotros tiene una tendencia diferente a ganar o perder preso y “que gran parte de esa peculiaridad está enraizada en nuestro genoma, en nuestra herencia”.
Ordovás afirma que el riesgo de obesidad es “50% genético y 50% debido a factores ambientales (lo que hacemos, o lo que nos hacen). En la actualidad se conocen unos 60 genes asociados a la obesidad. Estos actúan de manera aproximadamente aditiva, de forma que si un individuo es portador de 4-5 formas genéticas asociadas a la obesidad, su riesgo de expresarla es mucho menor que alguien que haya acumulado, diríamos por herencia, 20-30 formas genéticas asociadas con ese riesgo”.
La salud interpretada como un taburete de tres patas
Este profesor desvela que aunque la genética marca la predisposición hacia una mejor o peor salud, también orienta sobre la alternativa más apropiada para mantenerla.
Para entender mejor este planteamiento, Ordovás pone como ejemplo un taburete de tres patas, que independientemente de su forma o robustez, cumplen la misma función.
Así, la genética sería una de las patas, mientras que la actividad física y la alimentación serían las otras dos. “Todas las patas son igual de importantes, pero su forma, solidez, etc. variará de persona a persona”.
Para el experto, la clave para acabar con la obesidad “sigue y seguirá siendo tomar las riendas de nuestro futuro y esto requiere educación, no solo en las escuelas, sino en la familia y en los medios de difusión”.
“Las actuales cifras de obesidad en España no están condicionadas por un único factor. Entre los cambios más determinantes destaca la inactividad física. La tecnología ha introducido grandes cambios en nuestros estilos de vida, incluyendo el hacernos más sedentarios pero la alimentación también ha cambiado”, señala.
Para este experto la educación es esencial, pero también lo es el saber cómo educar. “La prohibiciones en muchas ocasiones incitan a rebelarse contra ellas”, concluye.