Las autoridades colocaron en estado de alerta todos los puertos y los aeropuertos de Nigeria el sábado para prevenir una propagación de la fiebre Ébola, un día después del anuncio del primer caso mortal en el país.
El ministerio de Salud nigeriano había indicado el viernes que un ciudadano liberano había muerto a causa del virus Ébola en Lagos, la mayor ciudad de África.
Los expertos ya advirtieron que contener una eventual propagación de este mal en la capital económica de Nigeria, una megalópolis de más de 20 millones de habitantes con infraestructuras sanitarias en pésimo estado y con hospitales públicos mal equipados e insuficientemente financiados, será un desafío.
Según el ministro de Salud, Onyebuchi Chukwu, no se cerrará ninguna frontera, ya que Nigeria no tiene frontera común con Liberia, Sierra Leona y Guinea, los tres países afectados por la epidemia que desde hace varios meses causa estragos en el oeste del continente africano.
Sin embargo, especialistas del ministerio de Salud fueron desplegados en todos los puertos y aeropuertos para identificar a los visitantes que sufran de síntomas asociados con el Ébola.
La huelga nacional de médicos, desde el 1 de julio, complica aún más la situación. Los responsables de la Asociación Médica Nigeriana, que lanzaron el movimiento, fueron convocados urgentemente el sábado en Abuja, «con el objetivo de poner fin a la huelga nacional», según un ex presidente de dicha asociación, Temiye Edamisan.
La prioridad de las autoridades nigerianas parece ser evitar el pánico en el país más poblado del continente (más de 170 millones de habitantes).
Samuel Brisbane contrajo el virus mientras trataba a pacientes en la capital y ha fallecido por su causa
Samuel Brisbane es el primer doctor muerto en la nación africana debido a la enfermedad desde que comenzó el brote a comienzos de este año.
Brisbane había trabajado como médico de prominentes figuras en el país, incluyendo el expresidente Charles Taylor.
La Organización Mundial de la Salud informó que 660 personas habrían muerto por el virus del ébola en África Occidental desde febrero.
El trabajador humanitario Kent Branly, que ejerce como director médico de un centro en Liberia de la ONG estadounidense Samaritan»s Purse, ha dado positivo en el virus del ébola, según ha informado la propia organización en un comunicado.
Brantly, casado y con dos hijos, está bajo tratamiento en un centro de aislamiento en un hospital liberiano. «Samaritan»s Purse se compromete a hacer todo lo posible para ayudar al doctor Brantly durante este momento de crisis», ha indicado la ONG.
Tasa de mortalidad del 60%
La enfermedad del ébola, con una tasa de mortalidad del 60 por ciento, ha provocado la muerte de 660 personas en Guinea, Liberia y Sierra Leona desde que el brote fue identificado por primera vez en febrero.
Las autoridades sanitarias de Sierra Leona han informado del fallecimiento de una mujer que se escapó del hospital al conocer que estaba infectada con el virus del ébola, después de entregarse a la Policía. El positivo de Saudatu Koroma, de 32 años, supuso el primer caso de ébola en Freetown. La mujer se escapó del hospital después de conocer que estaba infectada, aunque finalmente decidió entregarse, tras la transmisión de varios mensajes a través de las radios locales en los que se pedía ayuda para poder localizarla.
Koroma ha fallecido mientras era trasladada al este del país, donde están situados los centros sanitarios donde se trata el virus del ébola, que ha causado la muerte de más de 660 personas en África Occidental este año. Los padres de Koroma han sido internados en uno de estos centros, donde se les realizarán pruebas para conocer si están infectados, según ha informado la cadena británica BBC.
Una enfermedad difícil de atajar
La lucha contra el ébola está agotando los recursos de los débiles sistemas de salud de la región, la falta de información y la desconfianza hacia el personal médico ha llevado a muchas personas a rechazar los tratamientos.
Aunque organizaciones médicas internacionales han enviado expertos para contener el brote la Organización Mundial de Salud (OMS) sostiene que la precaria infraestructura y la falta de recursos humanos limitan los esfuerzos.
No existe cura o vacuna para el ébola, una enfermedad que causa diarrea, vómitos y hemorragias externas e internas. El virus puede producir la muerte de hasta el 90 por ciento de las personas infectadas aunque la tasa de mortalidad del brote actual es de un 60 por ciento.
Médicos sin Fronteras alerta del riesgo
«Luchamos contra el tiempo. Cuanto más tiempo se tarde en encontrar y realizar un seguimiento de las personas que han estado en contacto con los enfermos, más difícil será controlar el brote “, explicó Anja Wol, coordinadora de emergencias de Médicos sin Fronteras.
“Las familias pueden ser expulsadas de sus aldeas, y los enfermos rechazados, con lo cual muchos mueren sin recibir atención médica y abandonados», subrayó Wolz.
Ante esta situación, Médicos sin Fronteras hace un llamamiento a los líderes del país para que se dirijan a la población de las comunidades afectadas con mensajes de salud pública y sensibilización, ya que esta es la única manera de que se reduzca el miedo de la gente y la estigmatización que sufren los afectados o sospechosos de haber contraído el virus.