Con la llegada del frío y el invierno a la vuelta de la esquina, son muchos los españoles que han empezado a experimentar sus consecuencias: anginas, resfriados y gripes se encuentran a la orden del día. Un contexto que el comparador de seguros de salud Acierto.com ha aprovechado para analizar cómo nos desenvolvemos ante tales circunstancias. Por desgracia, el estudio revela que más de la mitad de los españoles se automedica. Una actitud que se agrava en el caso de los jóvenes, especialmente entre aquellos que se encuentran entre los 18 y los 24 años.
En concreto son ellas -pertenecientes un núcleo social medio alto y sin enfermedades crónicas- las que más se automedican, aunque el asunto varía en función de la gravedad que se atribuya a la patología. Entre otros, la encuesta revela que 7 de cada 10 españoles se automedican cuando les duele la cabeza, y no todos se encuentran correctamente informados ni lo hacen de forma autorresponsable. Tal es así, que muchos recurren al botiquín doméstico, donde hasta el 43% guarda los medicamentos que le sobran para próximas ocasiones (el 46% los lleva a un punto especializado y el resto los tira a la basura) y tampoco revisa su caducidad.
Y que este perfil cuente con estudios universitarios no es casual, sino que guarda una estrecha relación con la confianza que depositamos en nuestros profesionales médicos. Sí, porque hasta 7 de cada 10 pacientes buscan información por Internet después de ser diagnosticados. Los datos apuntan a que más de 1 de cada 5 prefiere seguir las indicaciones del prospecto antes de las que le ha suscrito el médico. El porcentaje asciende al 34% si nos centramos en los pacientes que no respetan la dosis indicada.
Por otra parte, tampoco podemos dejar de comentar que hasta el 75% prefiere acudir a la farmacia antes que al médico. De hecho, hasta el 86,3% confía en sus recomendaciones. Eso sí, el 35% de los que recurren a este profesional lo hace de forma habitual para “patologías menores”.
Contra la falta de tiempo: un seguro
Pero, ¿por qué nos automedicamos o, en todo caso, preferimos acudir a la farmacia? Para el 30% el objetivo es evitar las listas de espera. La falta de concienciación respecto de las consecuencias de la incorrecta administración de fármacos -especialmente los antibióticos, que pueden derivar en resistencias- es otro punto que ha de tenerse en cuenta. Respecto a aquellos que deciden acudir al farmacéutico antes que al médico, el 40% lo hace por falta de tiempo.
Y es que nunca deberíamos sustituir al médico y actuar según nuestro propio criterio. Una buena solución para agilizar todo el proceso es contratar un seguro de salud. Y es que, para empezar, este tipo de póliza permite acceder directamente al especialista; y acelera procesos como operaciones y pruebas. No obstante, puede contar con una pega directamente relacionada con el tema que nos ocupa: las recetas no se encuentran subvencionadas.
Sin embargo, algunos seguros médicos incluyen lo que se conoce como cobertura de farmacia, que cubre parte de los medicamentos y evita al paciente acudir a la seguridad social en busca de las recetas mencionadas. No obstante, existen ciertas limitaciones y especificaciones -cada aseguradora, entre otros, fija la cantidad que reembolsa-. Además, este servicio puede tener carencia y es imprescindible contar con la prescripción del médico.