Los casos de Teresa Romero y la enfermera infectada en Dallas pueden considerarse idénticos en las causas del contagio, pero con muchas diferencias en cuanto a la gestión y protocolos una vez detectada la enfermedad. Son los dos únicos que se han producido fuera de África y ambas pacientes se contagiaron después de tratar con un enfermo de ébola. El misionero Manuel García Viejo en el caso de la española y Thomas Eric Duncan en el de la norteamericana. Ambos pacientes fallecieron y fue días después cuando aparecieron los primeros síntomas.
El contagio y activación del protocolo
Las informaciones dicen que los primeros síntomas de Teresa aparecen el día 30 de septiembre cuando llamó al servicio de prevención de riesgos laborales del Carlos III. Desde ese día hasta que ingresó pasaron seis días entre los que hubo una visita al médico de cabecera en la que la diagnosticaron una gripe y le recetaron paracetamol. Parece que Teresa no comunicó a su médico que había estado en contacto con García Viejo y que era una persona de alto riesgo. Durante esos seis días hubo contacto con otras personas. El día 6 de octubre se siente mal y llama al 112. Finalmente, una ambulancia la lleva al hospital de Alcorcón donde le realizan los análisis y da positivo por ébola.
La enfermera estadounidense sigue el protocolo de control y se toma la fiebre dos veces al día desde que tuvo contacto con Duncan. El viernes por la noche constata que tiene décimas y llama al hospital. Desde la llamada hasta su aislamiento e ingreso sólo pasan 90 minutos.
Las hipótesis del modo de contagio coinciden en ambas y pudo producirse en un error humano al retirarse al traje de protección.
Contactos
El ministerio de Sanidad intentó averiguar cuántas personas habían tenido contacto con Teresa. Su marido fue el primero en entrar en aislamiento y finalmente la lista aumentó hasta 84 personas que entraron en vigilancia de los cuáles 18 fueron ingresados. Tres ya han sido dados de alta después de dar negativo en los análisis. El médico que atendió a Teresa en Alcorcón pidió el aislamiento voluntario en el Carlos III.
En Estados Unidos el Centro de Control de Enfermedades (CDC) envió urgentemente a Dallas un equipo de 90 especialistas, incluidos detectives, para localizar a todas las personas que podían haber tenido contacto con el enfermo. Desde el ingreso de la enfermera, 48 personas están en vigilancia con el protocolo del CDC.
Desinfección
En cuanto se confirmó el caso de ébola en Dallas se activaron todas las alertas. En apenas dos horas las autoridades ordenaron la descontaminación del domicilio de las enfermera. Limpiaron su casa, todos los objetos que podía haber tocado y también descontaminaron el coche. Además durante todo el sábado limpiaron todas las zonas comunes del complejo residencial donde vive.
En Alcorcón, los vecinos de Teresa mostraron su preocupación y enfado ante la falta de información y el retraso en la llegada de los equipos de desinfección. Hasta 48 horas después no se desinfectó el box del hospital de Alcorcón donde había sido atendida. Y fue tres días después cuando se procedió a la limpieza del domicilio de la auxiliar de enfermería cuya puerta había sido tabicada con pladur. Luego, al día siguiente, se procedió a limpiar las zonas comunes de la urbanización.
La mascota
Excálibur, el perro de Teresa y Javier, se convirtió en uno de los protagonistas del caso. La Comunidad de Madrid comunicó al marido que lo iban a sacrificar por temor al contagio y lo hicieron mediante una orden judicial. De poco sirvieron las protestas, las opiniones contrarias y el revuelo mediático que traspasó fronteras. Excállibur fue sacrificado.
La enfermera de Texas también tiene una mascota, un perro. Por ahora las autoridades americanas no han tomado ninguna decisión y según los medios americanos el animal también está siendo monitorizado para ver si desarrolla la enfermedad.
La información
La población, principalmente la de Alcorcón, se queja de falta de información por parte de las autoridades. Dos días después del ingreso de Teresa los vecinos del edificio tuvieron una reunión con los responsables de Sanidad. Miedo y protestas en la calle y en los hospitales.
En Estados Unidos se organizó un dispositivo inmediato el mismo día del ingreso de la enfermera en el que la policía de Dallas y un miembro de los CDC fueron puerta por puerta de madrugada para informar qué había pasado con la enfermera y para entregarles unos folletos acerca del ébola y de cómo debían actuar.
La comunicación y reacción política
La ministra de Sanidad Ana Mato compareció por primera y última vez en rueda de prensa horas después de confirmarse el positivo de Teresa. Lo hizo acompañada de cinco personas más y apenas ofreció respuestas. Desde entonces no hubo un portavoz oficial que comunicase cómo estaba la situación y sí declaraciones improvisadas de médicos, sindicatos, enfermeros… Y la más polémica, la del Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Francisco Javier Rodríguez en las que acusaba a la auxiliar de haber mentido sobre su fiebre. Ante el caos informativo, el Consejo de Ministros decidió el viernes, cinco días después, tomar las riendas. La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saéz se ponía al frente de un Comité de Expertos desautorizando de este modo a Ana Mato. En ese momento, Fernando Simón se ha convertido en el encargado de dar la información y se facilitan partes médicos diarios.
En Estados Unidos, la comunicación fue inmediata y sin paños calientes. Al frente, en Dallas, se pusieron el comisario de Dallas, el alcalde y un portavoz del hospital, mientras que desde Atlanta el máximo responsable del CDC Thomas Frieden ofrece una rueda de prensa y afirma que se produjeron fallos muy graves en el protocolo. Informa sobre el caso, sobre la enfermedad y sobre los pasos a seguir. Por su parte, el presidente Barack Obama ordena una investigación inmediata para saber cómo se produjo el contagio, el primero en Estados Unidos.