Dos interpretaciones basadas en el Corán y en las Sunnas (hechos) del profeta Mahoma dan lugar a dos formas de comprender y vivir la yihad (esfuerzo).
La ‘yihad akbar’ (gran esfuerzo), es una interpretación en clave espiritual que se basa en el esfuerzo personal para alcanzar la perfección en el ámbito religioso.
La ‘yihad asghar’ (esfuerzo menor) añade la política al sentido religioso y pone el “esfuerzo” en defender y propagar el Islam entre los no creyentes (infieles), también mediante el uso de la violencia.
Esta segunda ve a Occidente como el “foco que corrompe al mundo a través de sus libertades”, según el profesor Santiago Martínez, de la Universidad de Navarra.
La forma de enfrentar a este enemigo es “actuar en solitario o en pequeñas células”, como en París, y así consiguen una “repercusión mundial sin necesitar mucho dinero”, añade el experto.
Incomprensible seducción
La inevitable pregunta que más quebraderos de cabeza causa a Occidente es cómo consiguen seducir a los jóvenes para alistarles a su violenta causa.
Partiendo de la secularización del mundo occidental, el profesor Martínez afirma que estamos “muy incapacitados” para entender el problema porque la religión “se ve como algo que no tiene importancia ni influye demasiado”.
Occidente tampoco puede comprender que el Islam unifique política y religión, con lo que “las libertades individuales quedan supeditadas a la comunidad”, como si el Derecho Canónico se convirtiera en Código Penal, aclara.