Durante el rezo del Ángelus de este domingo y ante miles de personas, Francisco ha criticado el sistema económico que «explota al hombre» y le impone un «yugo insoportable» que tan solo un pocos «privilegiados» no quieren llevar.
Ha recordado que en países pobres y ricos hay «personas cansadas y agotadas» que sufren el «peso del abandono y la indiferencia», que en la sociedad más marginal hay hombres y mujeres «indigentes», «insatisfechos» y «frustrados».
Además ha lamentado que muchas personas se ven obligadas «a emigrar de su tierra, metiendo en peligro su vida». Asomado a la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano, ha subrayado que a cada uno de ellos Jesús le repite «venid a mí».
En su catequesis ha explicado el pasaje del Evangelio que refleja cómo Jesús invitaba a la gente que encontraba diariamente en Galilea a seguirle «gente sencilla, pobres, enfermos, pecadores, marginados». Ha comentado que esta invitación se traslada hoy en día a personas con «condiciones de vida precarias», «situaciones existencialmente difíciles» o «privadas de punto de referencia».
De esta manera ha recalcado que los cristianos están llamados a «cargar con el peso de demás con amor fraterno» y a ser con actitud «humilde» su conforto, sin hacerles pesar prejuicios o críticas.