El papa Francisco ha sufrido un revés en sus intentos de reformar la posición de la Iglesia Católica sobre los gays, el divorcio y los matrimonios civiles. Al término del sínodo de dos semanas en el Vaticano, no se llegó a los dos tercios de votos de los obispos requeridos para respaldar la postura del Papa. En cambio, el resto de partes del borrador fueron aceptadas.
El borrador, que se conoció el pasado lunes, pedía más apertura hacia los gays y que las personas divorciadas pudieran volver a contraer matrimonio civil.
Finalmente, la sección referente a los gays se titula «Atención pastoral hacia las personas con orientaciones homosexuales», en lugar de «Dándole la bienvenida a los homosexuales».
Las propuestas eran vistas por muchos liberales como insuficientes, pero parece que encontraron resistencia de parte de los conservadores.
El sínodo de obispos sobre la familia convocado por el papa Francisco aprobó este sábado un documento final, «equilibrado», tras varias correcciones, anunció el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi.
La «Relatio Synodi», como se llama el documento final, fue completada tras dos semanas de estudio de los problemas de la familia moderna en todos los continentes y con el fin de intentar abrir la Iglesia a las uniones libres, los divorciados y los homosexuales, aunque estos dos últimos temas generaron reticencias.
En total 183 «padres sinodales» participaron en la votación y cada punto, de los 62 párrafos del informe, fue sometidos a votación.
Tres puntos no obtuvieron la mayoría de dos tercios requerida, los referidos a la homosexualidad y al acceso a la comunión para los divorciados que se vuelven a casar, explicó el Vaticano. Toda la documentación, tanto los borradores como las correcciones, han sido publicados por el Vaticano.
«El papa ha querido que se publique todo, con total transparencia, lo que demuestra un alto grado de madurez», explicó Manuel Dorantes, uno de los portavoces.
El texto será divulgado en todas las diócesis del mundo junto con un cuestionario y servirá de base para el próximo sínodo, programado para octubre del 2015.
«Tenemos un año para madurar», afirmó el papa Francisco, quien elogió la vitalidad de los debates. «Si no hubiera habido discusiones animadas me habría preocupado», comentó ante los obispos.
los obispos dejan claro que consideran «inaceptable» que la Iglesia sufra presiones en esta materia y que» los organismos internacionales condicionen sus «ayudas financieras a los países del tercer mundo a la introducción de leyes que instituyan el matrimonio entre personas del mismo sexo».
Además, han hecho hincapié en que «no hay fundamento alguno para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el diseño de Dios sobre el matrimonio y la familia».
Sobre la posibilidad de que los divorciados vueltos a casar accedan a los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía, se ha informado de que varios padres sinodales han insistido «a favor de la disciplina actual» con base en la «relación constitutiva entre la participación en la Eucaristía y la comunión con la Iglesia y su enseñanza sobre el matrimonio indisoluble».
Según el documento final, otros han abogado por una apertura no generalizada a la mesa eucarística, «en algunas situaciones especiales y bajo condiciones estrictas, sobre todo cuando se trata de casos irreversibles y relacionados con obligaciones morales para con sus hijos que sufrirían injustamente».
Eso sí, los obispos han detallado que el acceso a los sacramentos debería estar precedido por un «camino penitencial bajo la responsabilidad del obispo de la diócesis», aunque se ha expresado la necesidad de profundizar en esta cuestión, sobre todo, teniendo en cuenta la distinción «entre la situación objetiva de pecado, y de las circunstancias atenuantes, como ‘La imputabilidad o la responsabilidad de una acción pueden ser disminuidas o incluso anuladas «por diferentes «factores psicológicos o sociales» según pone de manifiesto el Catecismo de la Iglesia Católica.
En el extenso informe final de 62 párrafos, se analizan las situaciones de los divorciados dividiendo sus situaciones entre los que se han vuelto a casar y los que no.
Ante situaciones de divorciados vueltos a casar, los obispos llaman a un «acompañamiento basado en el respeto» evitando un lenguaje o actitudes que les haga sentir discriminados, así como a la promoción de «su participación en la vida comunitaria» de la Iglesia.
Los obispos animan a las personas divorciadas pero no vueltas a casar a encontrar en la Eucaristía «la comida que les apoye en su situación». En este sentido, subrayan que las comunidades locales y los sacerdotes deben acompañar a estas personas «con preocupación, sobre todo cuando hay niños» de por medio.