En estas fechas es normal ver cómo se van poniendo en muchas casas y plazas públicas el árbol de Navidad. El problema es que pocos saben la procedencia de esta tradición asociada a estas fiestas.
El culto a los árboles, como símbolo de fertilidad y de fuerza ha sido una constante entre los pueblos prerrománicos que sobrevivió incluso a la romanización – en las calendas de enero las casas se decoraban con ramas de hoja perenne – y que se ha mostrado especialmente vigoroso entre los pueblos germánicos y escandinavos.
Una leyenda muy popular en Alemania dice que el árbol de Navidad fue introducido por el misionero inglés San Bonifacio, que recorría la Europa Central con la misión de combatir la idolatría. Tras una ardua campaña, regresó a Roma a dar cuenta al Papa de su trabajo y al regresar a Alemania, en las navidades del 723, descubrió a los lugareños en medio de un ritual de adoración propio del solsticio de invierno. Lleno de ira al ver que su evangelización no había calado, tomó un hacha y cortó el árbol.
La historia dice que en su lugar plantó un abeto y que lo decoró con velas y manzanas. La leyenda asegura que el roble cayó con estrépito al primer tajo del misionero derribado por una ráfaga de viento y que se desplomó sobre un pequeño abeto que resistió su peso intacto.
Fuera como fuere, San Bonifacio identificó aquel abeto con el amor perenne de Dios, las manzanas con la tentación y las velas con la luz de Cristo, convirtiendo la tradición pagana en una tradición cristiana plena de significado.
En la cultura cristiana, el árbol también está cargado de simbología.Representa el árbol de la vida del jardín del Edén y los adornos son las gracias y dones de los hombres en el Paraíso, que deben recuperar. Esta simbología se puso de manifiesto en algunos autos religiosos escenificados durante la Edad Media.
El abeto, al permanecer verde representa además la inmortalidad y su cima apuntando hacia arriba señala al cielo, la morada de Dios. Con el tiempo es lógico pensar que aquellas manzanas se convirtiesen en las populares bolas de Navidad y las velas en las luces de adorno.