El sistema de financiación de partidos políticos realmente justo es aquel que se financia del militante, tal y como sucede en Alemania con sus sindicatos. ¿Porqué tenemos que financiar los ciudadanos con nuestros impuestos a partidos con los que no podemos sentirnos identificados en absoluto?
Cuando un ciudadano quiere escribir un libro o pintar un cuadro, no recibe ninguna clase de ayuda del Estado. ¿Porqué sí tienen que recibirla los partidos para financiar sus actividades?
Si respetásemos esta lógica, los partidos que no tuviesen militantes no serían capaces de financiarse. Así, no es difícil deducir que el problema de fondo de los partidos políticos actuales no es tanto su financiación, que también, sino su misma representatividad. ¿Cuantos serían capaces de sobrevivir económicamente con las cuotas de sus afiliados? Dejo la pregunta en el aire.
Luego tenemos el tema de los famosos sobresueldos que han recibido determinados sujetos en calidad de retribuciones extras de los partidos. Sabiendo como funcionan las listas de los partidos, donde la decisión de quien entra en ellas y quien no es el jefe de los mismos, surge otra pregunta: ¿Porqué cobran? ¿En función de qué criterio reciben ese dinero? Su posición en la lista y en el partido es algo que lo decidía Aznar antes y Rajoy ahora, y ellos deciden, sobretodo, en función de la lealtad que les profesan.
Un registrador de la propiedad, en sus buenos tiempos, antes de la crisis -no ahora, que no se mueve nada-, podía ganar mucho dinero. Ahora, como digo, ya no gana tanto dinero. Al final, tenemos por políticos a unos paniaguados, a unos funcionarios del partido -si es que tal cosa pudiera existir-, que entienden la política como una profesión, como una manera de ganarse la vida.
Cascos pasó de ser un dirigente destacado del PP a enfrentarse con esta formación para luego montar su propio partido. ¿Qué cambió? Que dejó de estar bien situado en el partido porque se enfrentó con su jefe, así que ya no podría seguir cobrando lo que cobraba.
Lo que vemos es que estos señores, al contrario de lo que suelen decir, es que no han dejado la actividad privada para perder dinero en servicio del bien común, sino que dedicándose a la política han ganado bastante dinero, con independencia de que luego lo hayan declarado o no.
¿Cual es la formación de los políticos? Muchos de ellos no son brillantes profesionales de la empresa privada, sino que se forman en sus juventudes, ya sea Nuevas Generaciones o las Juventudes Socialistas. Bibiana Aido o Leire Pajín venían de ahí. ¿Cuanto hubiesen ganado en la empresa privada? ¿Zapatero hubiese llegado a miembro del Consejo de Estado si no hubiese sido toda su vida un político profesional?
En muchos casos la política se ha convertido en una profesión que, además, luego también es un trampolín para situarse en las empresas o instituciones con las que se ha tenido relación desde la política.
– Consuelo Martínez-Sicluna es Profesora de Filosofía del Derecho en la Universidad Complutense de Madrid.