Los partidos de oposición en Francia mostraron hoy, con diferentes niveles de intensidad, su oposición a los bombardeos ordenados ayer por el presidente francés, Emmanuel Macron, en coordinación con EEUU y Reino Unido contra supuestas instalaciones químicas sirias.
El presidente del partido conservador Los Republicanos en el Senado, Bruno Retailleau, consideró en Twitter que «añadir guerra a la guerra nunca hace avanzar la paz».
«Esta demostración puntual de fuerza corre el riesgo de alimentar el terrorismo. Nutre la idea de que Occidente es hostil al mundo árabe. Estos ataques debilitan nuestra diplomacia», señaló.
También a través de Twitter, la presidenta del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, dijo que «estos bombardeos contra Siria nos meten en una vía de consecuencias imprevisibles y potencialmente dramáticas».
«Francia pierde de nuevo una ocasión de aparecer en la escena internacional como una potencia independiente y de equilibrio en el mundo», escribió Le Pen en un mensaje firmado con sus iniciales.
Aún más crítico fue el líder de La Francia Insumisa, el partido de la izquierda radical, Jean-Luc Mélenchon, que en unas declaraciones a la prensa en Marsella (sureste) dijo que cuenta con «la sangre fría de los rusos para que todo se quede ahí».
Tras alertar de que los grandes conflictos a menudo estallan a partir de sucesos a primera vista menores, criticó a Macron por «alinearse con Estados Unidos» y le pidió que, si tiene pruebas del uso de armas químicas por el régimen sirio, las muestre.
«Francia se merece algo mejor. Debe ser la fuerza del orden internacional y la paz», subrayó.
Frente a estas críticas, el nuevo líder del Partido Socialista francés, Olivier Faure, respaldó la ofensiva al considerar que «los repetidos ataques químicos de Damasco contra su pueblo imponían una reacción».
«El silencio de las naciones abriría una jurisprudencia criminal que otorgue de hecho la posibilidad de violar las convenciones internacionales sobre el uso de armas químicas», señaló Faure en un comunicado.