Juan Vicente Herrera es un hombre afable y educado. Presidente de la Junta de Castilla y León desde hace 15 años, está ya de retirada. Ha pasado por la política sin escándalos, que no es poco en los tiempos que corren. Discreto, de buenas maneras, pero nunca sumiso. Poco dado a las declaraciones con titular, siempre ha dicho lo que tenía que decir en el momento justo. Fue él quien recomendó a Mariano Rajoy que se mirara en el espejo y reflexionara sobre su candidatura tras el batacazo electoral del PP en las elecciones autonómicas y locales de 2015.
Este miércoles, después de que el presidente del Gobierno se fuera a Barcelona para regar de millones a Cataluña (4.200 millones de euros en infraestructuras hasta 2020), ha reclamado a Rajoy “equidad” con otras regiones españolas. Porque si tan importante es el Corredor del Mediterráneo, no lo es menos el del Atlántico, contemplado en la normativa europea como “de interés, estratégico y prioritario”, ha recordado el presidente castellano-leonés.
Herrera ha realizado la reivindicación sin el victimismo localista al que están acostumbrados otros barones regionales («A mí las inversiones en cualquier territorio de España que lo necesite con criterio de reequilibrio, con necesidad, con dinamismo, con visión de territorio es inobjetable»), pero sin temblarle el pulso para advertir de que no se entendería que el esfuerzo concreto con Cataluña se haga «en perjuicio de». Castilla y León quiere también el despliegue de la alta velocidad ferroviaria para que tenga continuidad en Galicia, Cantabria o País Vasco, por ejemplo.
Herrera ha aprovechado además para sentar posición sobre el nuevo enfrentamiento interterritorial que se avecina con la reforma del modelo de financiación: la quita de la deuda. Esa solución que, a costa del bolsillo de todos los españoles, está estudiando el Ministerio de Hacienda para las comunidades más endeudadas, que son aquellas que tuvieron que acogerse al Fondo de Liquidez Autonómica habilitado por el Estado por no poder financiarse en los mercados financieros. Castilla y León exigirá que, si hay quita, lo sea para toda la deuda autonómica, no solo para la de las comunidades más endeudadas por la gestión de sus dirigentes.
«Qué gracia que eso se vincule a la deuda que tienen que con el Estado en virtud de la necesidad que en su día tuvieron de recurrir al FLA. Eso no», ha dicho el presidente de la Junta para exigir «equidad para todas las comunidades», también para las que fueron consistentes en la gestión del dinero público con posibilidad de recurrir a los mercados, «la madrastra» en palabras del ministro Luis de Guindos, para que otras comunidades que no pudieron hacerlo fueran a la «madre», en referencia al Estado.
Herrera asegura que esa condonación de parte de la deuda de las comunidades autónomas sería una «feliz contribución» para mejorar la solvencia de las cuentas y para compensar a los territorios por los agujeros producidos en los años de crisis, con el ejemplo de los 240 millones de euros «o más» que ha tenido que poner la Junta por el incumplimiento de la financiación comprometida por el Estado para la dependencia.
También barones socialistas
No ha sido Herrera el único barón regional que se ha pronunciado este miércoles. El presidente extremeño, el socialista Guillermo Fernández Vara, ha dicho que le gustaría que Rajoy hiciera «algo parecido» en Extremadura a lo de Cataluña, antes de señalar también que espera que cualquier compromiso con otros territorios «no sea a costa de los compromisos adquiridos ya con los demás».
El presidente de la Generalitat valenciana, el socialista Ximo Puig, ha considerado «razonable» el anuncio de inversiones para Cataluña, pero ha advertido de que «no se puede jugar con las infraestructuras a beneficio de inventario partidista».
Desde Malta, donde este miércoles se ha entrevistado con su primer ministro, Mariano Rajoy ha tenido que salir al paso de que su anuncio en Barcelona suponga un agravio comparativo para otras regiones españolas.
El jefe del Ejecutivo ha señalado que lo que hizo en Barcelona fue explicar «con meridiana claridad» que una vez que España ha superado lo peor de la crisis económica, está en condiciones de hacer y poner en marcha infraestructuras en el conjunto de España: «En este momento estamos en una situación mejor que hace cinco años porque la economía se ha ido recuperando y, por tanto podremos hacer más cosas en Cataluña y en el reto de España».