«El jurado popular es una institución decimonónica que ha sido rescatada por razones puramente políticas, sin ningún reclamo social ni institucional.
El tipo de jurado actual se ha traído directamente del siglo XIX. Es una institución decimonónica que, por entonces, era una institución de clase. Se trataba de un jurado por y para los burgueses, que eran los que aplicaban la ley. Hay que recordar que en esa época solo votaban lo que pagaban impuestos, y que los burgueses, con el Parlamento, hacían la ley para luego ellos mismos aplicarla. No era, por tanto, una institución plenamente democrática.
A día de hoy, en muchos estados de los EE.UU. están abandonando el sistema del jurado popular, y en Francia, Italia y Alemania ya lo han abandonado para optar por el sistema escalinado. El tribunal escalinado consiste en un jurado formado, por un lado, por jueces populares, y, por otro, por jueces profesionales. Suelen ser tres ciudadanos y dos magistrados profesionales, por lo que forma un sistema mixto de jurado, que permite que se conozca tanto el hecho juzgado como el derecho con el que se va a juzgar. Creo que el escalinado es más realista y está más adaptado a la situación actual: refleja la premisa de que la opinión de los ciudadanos tiene que ser escuchada pero, de facto, predomina la opinión de los jueces.
La experiencia de jurado popular que tenemos en España ha sido bastante nefasta: es un sistema más lento y más caro. Antes la ley era conocida por todos, pero ahora es tan abundante que ni los juristas dominan la totalidad de la ley«.
– Ernesto Pedraz Penalva es Catedrático de Derecho procesal en la Universidad de Valladolid.