En la hoja de ruta de Artur Mas para lograr la independencia de Catalunya hay un objetivo innegociable: la convocatoria de unas elecciones plebiscitarias para lograr una mayoría soberanista suficiente para declarar la constitución de un estado catalán. Así lo desvela Ferran Requejo i Coll, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona) y miembro del Consejo Asesor de la Transición Nacional que está guiando a la Generalitat en el proceso soberanista. El profesor asegura que en la Generalitat “la idea que flota es que haya elecciones plebiscitarias” con la confianza de que se obtenga una victoria de las formaciones nacionalistas, ya que se ve que “poco probable” que el Gobierno de Mariano Rajoy acepte una consulta para que los ciudadanos de Catalunya decidan sobre su futuro.
“No hay indicadores para pensar que pueda haber un avance en la negociación con el Gobierno central. Por eso, se esbozan como escenario alternativo las elecciones plebiscitarias”, sostiene Requejo.
La Generalitat maneja estos plazos y objetivos en el proceso soberanista:
1. El diálogo con el Gobierno hasta diciembre
-“En tres meses dan por concluido el diálogo con el Ejecutivo, si las conversaciones no avanzan o no hay contenido”, manifiesta el profesor. Según explica, el pacto fiscal ya no le vale a Artur Mas para interrumpir el proceso soberanista. “Hace un par de años hubiera sido un buen negocio, pero ahora, no. El 75% de los catalanes piden una consulta. Y el Gobierno no tiene un modelo político alternativo, tampoco el PSOE, porque su propuesta no es un esquema federal, sino ir un poco más allá del modelo de las autonomías”.
2. El Parlamento catalán aprobará la nueva ley de consultas
Este otoño el Parlamento catalán aprobará la nueva ley de consultas populares. Se trata de un texto para convocar una consulta, pero sin carácter vinculante. La Generalitat da por hecho que Rajoy impugnará la norma.
3. El Gobierno recurrirá la ley de consultas ante el TC
La Generalitat espera que el Gobierno de Rajoy impugnará la norma ante el Tribunal Constitucional. Según el catedrático, la Generalitat ve improbable que se celebre una consulta, a la vista de la posición del Gobierno central, que en su ánimo no está modificar la Constitución ni estudiar las opciones que le ha puesto encima de la mesa Artur Mas. Son las cinco vías que el Consejo Asesor del que forma parte propuso: un referéndum convocado por el Estado; el modelo escocés, en el que el Gobierno delega esta competencia a la Generalitat; la ley de consultas, que ha sido impugnada; la nueva norma de consultas que se está debatiendo en la cámara catalana para que sea una consulta popular no vinculante; y la última vía, una reforma de la Constitución para que las autonomías puedan convocar consultas.
Según el catedrático, la única alternativa que podría estudiar CIU es “un modelo confederal, o un sistema federal de verdad con gran asimetrías en Catalunya con respecto al resto de comunidades”. ¿Qué significa? “Que tuvieran las competencias en financiación, como el modelo vasco; en política europea e internacional; la cuestión cultural y el blindaje lingüístico”.
“En Catalunya la postura es que las autonomías son el pasado. La comunidad no está cómoda en el modelo territorial y reclama una votación, aunque salga el no a la independencia”, señala el profesor.
4. Elecciones plebiscitarias
La Generalitat está decidida a llevar el pulso soberanista hasta las elecciones plebiscitarias. Se trata de un proceso electoral ordinario, pero con un único foco en el programa electoral de los partidos nacionalistas: la independencia. No hay otros compromisos políticos y si aparecen, son muy secundarios. El cuándo es un interrogante y depende de la situación política de CIU y la relación con ERC. Los republicanos quieren una consulta, aunque sea al margen de la legalidad. Artur Mas no, por ello se encomienda al plebiscito, un instrumento democrático sencillo para conocer la voluntad del electorado sobre el futuro de Catalunya,
5. Con un sí, se rompe políticamente con el Gobierno y se acuerda la independencia
¿Qué pasaría si hay una mayoría clara y amplia de las formaciones soberanistas? “Se interpretaría como un sí a la independencia y el Parlamento catalán votaría la constitución de un estado catalán”. Requejo admite que supondría “una ruptura legal y política con el Gobierno central”. Pero la declaración de independencia no sería inmediata, según explica. “Se abrirían negociaciones por un lado con Europa y, por otro, con España. Es verdad que sería un escenario de contraposición de políticas con el Gobierno central, pero la UE presionaría para una solución posible. No se puede estar cerrado en bando”.
En el Gobierno de Mas se mira con lupa la consulta soberanista en Escocia, prevista para septiembre de 2014. Aunque las encuestas apuntan ahora a que se impondría un no, los asesores de Mas se fijan en el modelo escocés y en las reacciones de Europa a ese proceso independentista. Si ganara el sí en Escocia, se abriría un periodo de entre 12 y 18 meses de conversaciones con Londres y Bruselas para consensuar los términos de la independencia y aspectos formales, de competencias, peso en el Parlamento europeo, etc.
6. Europa tiene que solucionar el embrollo. Ensayará con Escocia
El Consejo Asesor elabora ahora un documento que recogerá argumentos jurídicos, legales y de derecho para apoyar la tesis de que una Catalunya independiente puede estar en la UE. Ese informe, en el que intervendrá Requejo, se conocerá en diciembre.
“La UE no tiene legislación para un territorio que se segrega de un estado miembro. Pero tampoco prohíbe este supuesto. Es una cuestión que también se plantea para Escocia. Creo que no hay una postura clara, diáfana sobre esto. Bruselas está trabajando en el caso escocés para ver si existe la manera de incorporarlo como miembro de pleno derecho a la Unión”.
“Una legitimación más extrema sería recurrir a la sentencia de la Haya que dice que una segregación no es contraria al derecho internacional cuando es legítima (en unas elecciones o referéndum) y se han agotado todos los canales de negociación”.
En su opinión, tanto Catalunya como Escocia pueden apoyarse a priori en que sus ciudadanos ya son europeos y tienen derechos como tal, aunque la legislación europea no recoja los casos de secesión interna.
Pero, en el caso de que una Catalunya independiente tuviera que salir de la Unión, piensa que sería viable durante un intervalo de tiempo. Sostiene que se podrían acordar acuerdos bilaterales para seguridad económica, de defensa o protección internacional…
Además, en Mónaco o Andorra existen acuerdos bilaterales para que se utilice el euro.
Ferran Requejo considera que el bloqueo en las negociaciones se explica por la ausencia de una cultura federal en España y un espíritu liberal y pragmático. “Aquí no se atienden a las razones del otro”.
La ruptura política entre la Generalitat y el Gobierno central sería un escenario muy complejo, pero no por ello sin solución, señala el experto. La llave para desbloquear el conflicto político la tendría Europa. “Si en unas elecciones en Catalunya gana el sí, legitiman mucho la presión para Europa. Habría mucho interés en que se solucionara el asunto lo antes posible. Cambia mucho el panorama cuando hablamos de una mayoría en las urnas”.