El ministro británico de Exteriores, Boris Johnson, dijo hoy que las pruebas del caso del exespía Serguéi Skripal llevaron «inexorablemente» al presidente de Rusia, Vladímir Putin, cuyo objetivo era enviar un mensaje a posibles desertores.
«Como hemos visto en el asesinato del (antiguo agente ruso) Alexander Litvinenko, la pista de la responsabilidad de esos asesinatos y múltiples asesinatos llevaron inexorablemente al Kremlin», insistió el ministro en una comparecencia ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de los Comunes.
Johnson habló del caso del envenenamiento con un agente nervioso de Skripal, exespía doble, y su hija Yulia el pasado día 4 en Salisbury, localidad del sur de Inglaterra.
Según Johnson, Rusia estuvo detrás de este intento de asesinato en el Reino Unido porque éste es un país que cree en los valores democráticos y en el imperio de la ley.
«El camino, la cadena de responsabilidad, parece ir hacia el Estado ruso y los que están en el poder», dijo el titular de la diplomacia británica, al recordar que se utilizó un agente nervioso del tipo Novichok, de fabricación rusa.
«Primero de todo, creo que fue una señal que el presidente Putin o el Estado ruso querían enviar a posibles desertores de sus propias agencias, que esto es lo que te pasa si decides apoyar a un país con diferentes valores, como el nuestro. Puedes esperar ser asesinado», explicó el responsable británico de Exteriores.
El ministro dijo que los asesinos han mostrado desprecio por la vida humana, ya que un policía británico afectado por el agente nervioso está hospitalizado y los Skripal siguen en estado crítico.
Johnson añadió que este acto criminal está además relacionado con las recientes elecciones rusas, en las que Putin ganó con más del 70 % del apoyo del electorado.
«Como muchas figuras no democráticas cuando afrontan una elección o un momento político crítico, suele ser atractivo evocar en la imaginación pública la idea de un enemigo», agregó.
«Esto es lo que creo que fue, un intento de agitar al electorado ruso», dijo ante el comité de Exteriores.
El Gobierno británico ha expulsado a 23 diplomáticos rusos por el envenenamiento de Skripal y su hija.
Este caso recuerda al del envenenamiento en 2006 del exespía Alexander Litvinenko tras beber una taza de té con polonio-210 en un hotel de Londres, asesinato que se vinculó también al estado ruso.