Solo la mitad de las unidades del Ejército iraquí tiene capacidad operativa para frenar a los yihadistas suníes y la jefatura está plagada de divisiones sectarias entre chiítas y suníes, según las primeras conclusiones de los expertos militares enviados por EE.UU. a Irak.
Según informó el diario The New York Times, que cita fuentes del Gobierno estadounidense, el informe de los especialistas concluye que un gran número de unidades iraquíes tienen extremistas suníes infiltrados en sus filas o chiítas apoyados por Irán.
El Pentágono confirmó hoy que el secretario de Defensa, Chuck Hagel, y otros altos cargos del Departamento de Defensa ya tienen el primer informe elaborado por los asesores militares de las fuerzas especiales enviados por el presidente de EE.UU, Barack Obama, a Irak.
Los responsables de Defensa estudiarán estas conclusiones y harán recomendaciones sobre las medidas que pueden tomarse en Irak, que está en peligro de desintegrarse por las fracturas sectarias.
Esta evaluación es el primer paso de una misión que intenta aportar asesoría y ayuda en inteligencia al Ejército iraquí con el fin de frenar los avances de los extremistas suníes del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), que se encuentran a las puertas de Bagdad.
El mejor conocimiento sobre el nivel de unidad del Ejército iraquí es esencial para que Estados Unidos decida si aumenta sus vuelos de vigilancia, la recopilación de inteligencia y eventualmente la posibilidad de ordenar bombardeos puntuales contra posiciones del EIIL.
Las conclusiones indican que las Fuerzas Armadas iraquíes leales al Gobierno del primer ministro, el chiíta Nuri al Maliki, se mantienen en pie gracias el aporte de las milicias chiítas, que en gran parte están entrenadas y asesoradas por la Guardia Revolucionaria iraní.
Estas milicias combatieron durante años contra las tropas estadounidenses que lucharon en la segunda guerra de Irak entre 2003 y 2011.
Los asesores militares estadounidenses enviados de nuevo al país para cooperar con las Fuerzas Armadas iraquíes están en riesgo tanto por la posibilidad de represalias chiítas como por las de elementos suníes infiltrados entre las fuerzas iraquíes.
La falta de unidad dentro de las Fuerzas Armadas iraquíes es el mayor peligro que podría llevar a Irak a una guerra civil abierta y a que el país se parta entre las zonas de mayoría suní, kurda y chiíta.