Si la falta de acuerdo entre los partidos políticos impide la reforma de las funciones del Senado, la crisis económica ha paralizado la ampliación material de la Cámara, que desde 2007 cuenta con un edificio próximo adquirido con esta intención, el Convento de las Reparadoras, pero sin presupuesto para las obras.
La nueva Mesa del Senado ha constatado esta semana, al arranque de la legislatura, que de nuevo faltan despachos para los senadores y que algunos de los 266 miembros de la Cámara Alta tendrán que compartirlo. La solución pasa por ampliar la sede de la institución pero, según ha explicado el vicepresidente primero de la institución, Juan José Lucas, «no se hará con carácter inmediato» porque no hay presupuesto para ello.
Tras varios años buscando un edificio hacia el que poder extenderse, el Senado se hizo con el vecino Convento de la calle Torija, antigua sede del Consejo de la Suprema Inquisición. La compra, a cargo de Patrimonio del Estado, se cerró por 36 millones de euros.
Realizada la compra, el Senado hizo un primer plan sobre el destino del edificio y, entre las propuestas, se encuentra la de crear espacios para las Comunidades Autónomas.
DE LA INQUISICIÓN AL SENADO
La adquisición fue fruto de un largo proceso de negociación y de trámites entre el Senado, la congregación de religiosas que vivía en el convento, el Ministerio de Economía y Hacienda y el propio Vaticano, que tuvo que dar el visto bueno a la operación al ser el edificio un bien de la Iglesia Católica, según explicaron en su día a Europa Press fuentes de la Cámara Alta.
El convento tiene su entrada principal en la calle Torija, en el número 12. Allí se levantó en 1735 un edificio del arquitecto Ventura Rodríguez destinado a ser la sede del Consejo de la Suprema Inquisición, institución ya en declive aunque no fue sin embargo abolida hasta bien avanzado el siglo XIX. Es un caserón de ladrillo rojo y piedra de cantería de tres pisos de altura.
El Consejo de la Suprema era el máximo órgano de la Inquisición y estaba presidido por el Inquisidor General. Sus funciones eran revisar las vistas y causas, ordenar inspecciones, dar instrucciones a los tribunales y actuar como uno de ellos para juzgar a los miembros del Santo Oficio.
Tras la abolición de la institución, el edificio pasó a ser sede del Ministerio de Fomento, luego fue transformado en hotel y después, en imprenta, hasta que en 1897 se convirtió en el convento de las Reparadoras, que han permanecido en él hasta ahora.