Agentes de la Policía y la Guardia Civil han desmantelado una célula terrorista acusada de enviar terroristas »yihadistas» a lugares de conflicto y han detenido a varias personas este viernes en una nueva operación antiterrorista, según han informado a Europa Press fuentes de la lucha antiterrorista.
El dispositivo, que ha acabado con el desmantelamiento de la célula, sigue en marcha y la Policía sigue realizando redadas en la ciudad, principalmente en los barrios de La Cañada de Hidum, Reina Regente y Monte María Cristina, donde hasta el momento han realizado ocho registros desde las 04:00 de la mañana. En concreto, los registros se han llevado a cabo en las calles Los Malvones, 7, Osa Menor, 16 y Guatemala, 9.
La operación, que se lleva a cabo bajo la instrucción del Juzgado número cuatro de Melilla y que ha recibido el nombre de »Javer», se suma a la que ya se realizó en marzo y que acabó con la detención de varias personas en Málaga y Melilla. Los detenidos son Musfatá al Lal Mohamed, Kamal Mohamed Driss, Benaissa Lagmouchi Bagdadi, Mohamed Mohamed Benali, Mustafá Zizaqui Mohand y Rachid Abdel Nahet Hamed.
Todos ellos ya han abandonado la comisaría de Melilla y llegarán a mediodía a la capital, cuando llegarán directamente al Complejo Policial deCanillas (Madrid), según han informado fuentes de Interior a teinteresa.es.
Hasta el momento, al menos seis personas han sido detenidas, todas ellas de nacionalidad española. Entre los detenidos de la operación podría estar un combatiente que sería el primer retornado de Malí, tras su paso por los campamentos de entrenamiento del Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUYAO).
El número de extranjeros que son reclutados y que viajan a Siria para librar la »guerra santa» ha sido una de las preocupaciones de diferentes países, entre ellos España, durante las últimas semanas. De hecho, sólo en Europa se estima que 2.000 personas han sido reclutadas y que están combatiendo ahora en el país, en conflicto desde hace más de tres años.
Según fuentes policiales, cerca de un centenar de españoles o residentes en España han podido ser reclutados en nuestro país para ir a combatir contra el régimen del presidente Bashar al Assad en Siria.
Por su parte, Estados Unidos ha modificado su estrategia terrorista después de haber anunciado que las pequeñas brigadas y milicias »yihadistas» son la principal amenaza para los intereses del país, tanto en su territorio como en el extranjero. Se estima que 70 estadounidenses podrían estar librando la »guerra santa» en el país en guerra.
También Francia y Reino Unido han activado la alerta por la gran cantidad de nacionales que están siendo reclutados y enviados a Siria. En ambos países han puesto en marcha proyectos para intentar impedir que los nacionales vayan a combatir, por el temor de que vuelvan puedan cometer ataques en sus países.
Los musulmanes de segunda generación, los más vulnerables a la radicalización
El capitán del Ejército Julián Holguín cree que los más vulnerables a ser reclutados para ir a combatir la »guerra santa» son los musulmanes de segunda generación. «Viven en una esquizofrenia permanente. En casa se les critica porque están occidentalizados y en la calle no se sienten integrados”, así los describe, tras elaborar un estudio sobre riesgo de radicalización en hijos de inmigrantes marroquíes.
El resultado de este sondeo, que tomó como muestra 92 jóvenes desde los 18 años, es que el 6,5% de los encuestados mostraba alto riesgo de radicalización yihadista por un conjunto de factores: la frustración social, la crisis de identidad, la impulsividad, el fracaso escolar y el déficit de expectativas laborales.
Cuando se dan todas estas circunstancias con incidencia, existe un alto riesgo de reclutamiento en grupos islamistas. “Han padecido fracaso escolar, no encuentran un empleo y arrastran un sentimiento de alienación política. Si son captados por reclutadores, les llegará el mensaje de que Occidente está contra el Islam y ven la guerra contra el terrorismo como una batalla contra su religión».
”El estudio desarrollado por el capitán Julián Holguín constató que la mitad de los jóvenes encuestados se encuentra en una posición vulnerable, ante indicadores como la frustración y la pérdida de identidad. “No podemos hablar de una peligrosidad inminente”, matiza Holguín. Sin embargo, el germen de la desafección social entre las segundas generaciones de musulmanes puede llevar a España a imitar el escenario de Francia o el Reino Unido, según los investigadores.
¿Cómo empieza el sentimiento de desapego social y fracaso? “Los chavales perciben un distanciamiento social. Se quejan cuando les llaman moros en la calle, y no quieren vivir como sus padres cuando llegaron a España, que tuvieron que hacer esfuerzos”. La crisis agrava la sensación de impotencia, pero estos jóvenes atribuyen la falta de expectativas a su condición de hijos de padres inmigrantes. “Ven que son el fracaso de sus padres, tienen una carga anímica muy grande por no encontrar un hueco en el mercado de trabajo”. El investigador aprecia también un aumento de la brecha entre la cultura occidental y la islámica. “Algunos chicos detectan impedimentos para practicar el Islam y acaban en centros clandestinos ubicados en locales y garajes”.
La secta takfir, una de las más peligrosas, aprovecha este desamparo social
La secta takfir pone el foco, precisamente, en estos jóvenes desarraigados de Ceuta y Melilla. “Los musulmanes de segundas generaciones son un provechoso caldo de cultivo para el yihadismo. Los reclutadores se aprovechan del desarraigo social y la crisis de pertenencia para captar seguidores”, sostiene Óscar Pérez Ventura, experto en terrorismo yihadista y profesor del Campus Internacional para la Seguridad y Defensa (CISDE), que añade que Ceuta y Melilla son los epicentros de la captación de radicales. Esta secta se ha asentado, sobre todo, en el sur de España. Las fuerzas de seguridad han localizado núcleos en Catalunya, la Comunidad Valenciana, Madrid, Málaga, Ceuta y Melilla.
Pero no todos los combatientes que han ido a Siria se ajustan al perfil de joven con crisis de identidad de un ambiente de riesgo social. Está el caso de Rachid Wahbi, un taxista de 32 años de Ceuta, casado y con dos hijos, que abandonó su ciudad para cometer un atentado suicida al volante de un camión bomba. El vídeo del ataque sirvió de inspiración para otros combatientes.