Recuperar apoyos por la izquierda. Ese es el primer objetivo que se ha marcado el PSOE, estancado en un 30% de respaldo ciudadano desde que en 2011 cosechara su peor derrota en las generales que ganó Rajoy. Ferraz parece tener claro que la principal batalla a dar en la campaña y precampaña de las europeas es contra Izquierda Unida, coalición que le ha robado un gran espacio electoral en los últimos años. Así, el PSOE tratará de presentarse como el partido ideal para aglutinar todas las sensibilidades progresistas y, sobre todo, el único capaz de «frenar a la derecha», consigna que la candidata Elena Valenciano no deja de repetir.
La maquinaria está en marcha desde hace semanas. Los socialistas han organizado ya numerosos actos de los denominados sectoriales, reuniones con colectivos desfavorecidos por la gestión del Gobierno o claramente situados en la izquierda. El PSOE quiere ser el partido de referencia de todos ellos y neutralizar la fuga de votos por ese flanco desencadenada tras la política económica que Zapatero siguió en la última etapa de su gestión. Los ajustes y la reforma exprés de la Constitución alejaron a una parte de la población del partido al que venían respaldando.
El anuncio de que Valenciano sería designada candidata se produjo el 9 de febrero. Desde entonces, la vicesecretaria general del PSOE ha mantenido contactos con varios de los colectivos de los que pretende ser paraguas político. El 5 de marzo celebró un encuentro-coloquio con estudiantes afectados por el recorte de las becas Erasmus, criticando la decisión del Gobierno y defendiendo los intereses de estos jóvenes. Tres días después, intervino en los premios Rosa Manzano junto a asociaciones feministas en un acto que fue un sonoro rechazo al anteproyecto de reforma de la ley del aborto. «El 25 de mayo tenemos que dar un gran no a la derecha, que nunca ha movido un dedo por las mujeres», proclamó entonces Valenciano.
La estrategia continuó con reuniones con la confederación estatal de personas sordas y representantes de discapacitados -3 de abril-, representantes de los colectivos que luchan contra la violencia de género, asociaciones ecologistas, mineros asturianos y hasta trabajadores afectados por la política de recursos humanos de Coca-Cola. La candidata del PSOE quiere escuchar a todo el que se sienta desamparado y contrastar así con la actitud del Ejecutivo y también con la de IU y otros partidos de izquierda, que no por más escorados defienden mejor el “modelo social” que hoy ha reivindicado Valenciano.
El lugar elegido para defender la creación de una “troika social” que combata los recortes ha sido la sede la UGT, sindicato hermanado con los socialistas pero que le llegó a convocar una huelga general a Zapatero. Allí ha intervenido en la en la Jornada europea »El Futuro Social de Europa. Los Sindicatos de Servicios Públicos ante las Elecciones Europeas», junto al líder sindical Cándido Méndez y ante un auditorio al que pretende recuperar para la causa socialista.
Estos pequeños y calculados actos serán la tónica de la próxima semana, donde los grandes mítines quedarán relegados a un segundo plano. Las intervenciones ante el público no se harán en esos grandes escenarios que un día fueron fetiches para el PSOE -Vistalegre, el Palau Sant Jordi, la plaza de toros de Zaragoza- sino en sitios más modestos y con un formato que permita segmentar los mensajes.
Los expresidentes del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y Felipe González y los precandidatos a las primarias Carme Chacón, Patxi López, Eduardo Madina y Pedro Sánchez se implicarán personalmente para ayudar a su candidata en unos días intensos donde tratarán de recuperar el terreno perdido y volver a ganar unas elecciones.