Andalucía siempre ha sido el feudo clave en el socialismo español, sus afiliados suponen alrededor del 25% de la militancia de todo el PSOE. Con »la reina del Sur» como algunos llaman a Susana Díaz al frente de la Presidencia de la Junta de Andalucía, todo parece indicar que sus tierras serán de Pedro Sánchez.
Pese a insistir a lo largo de la semana que «mi favorito es el PSOE», lo cierto es que la presidenta andaluza lleva trabajando y pidiendo el apoyo para Sánchez durante el último mes.
Así que tal y como apuntó este medio, puede que uno de los fantasmas de Ferraz se cumpla esta misma noche y suceda el desequilibrio que tantos temen en la votación favorable a Sánchez, por la masiva participación de las ocho prinvincias andaluzas frente al resto.
Desde Ferraz temían una baja participación que pudiera ajustar el resultado entre dos candidatos y pecar así de poca credibilidad con las votaciones a una sola vuelta. Al final, esta situación no se ha dado. El 66,44% de la militancia ha acudido a votar (un dato más alto que las expectativas más optimistas) y Pedro Sánchez ha rozado el 50% de los apoyos frente al 34,6% de Eduardo Madina, el segundo candidato más apoyado. José Antonio Pérez Tapias se ha quedado en el 15,2%.
El poder en la sombra
En poco tiempo, Díaz ha conseguido lo que a Rubalcaba le ha costado toda su vida política: Ser reconocida como el pilar fuerte capaz de sacar al PSOE de la huida de votantes y realizar esa »regeneración» que piden desde las bases del partido.
Hasta las más altas instancias del Estado apuestan por la andaluza para que se haga cargo del partido y encauce el pacto constitucional de los dos partidos mayoritarios. El diario El Mundo publicaba este domingo que el Rey Juan Carlos I, cuando todavía estaba al frente del Estado español, pidió a Susana Díaz que diera el paso para liderar el PSOE.
Según estas fuentes, el Monarca le confió que valoraba especialmente su firmeza en la defensa de la unidad de España ante el reto soberanista catalán y su respaldo a la institución monárquica en un momento delicado.
Díaz rehusó presentarse como candidata a la secretaría general pero algunas fuentes ya apuntan que «simplemente estaría esperando su momento, y mientras, podría haber elegido a Sánchez mediante el sistema »un militante, un voto» por el que tanto apostó», señalan.
Andalucía apuesta por Sánchez
En número de avales, el candidato madrileño adelantó a sus oponentes en casi todas las federaciones y, especialmente en Andalucía, donde obtuvo 14.389 avales, frente a los 2.698 de Madina y los 2.129 de Pérez Tapias.
Con las votaciones, el escenario ha sido similar. En la federacion andaluza, el 61,02% de los militantes (19.837) ha apoyado al diputado madrileño. Eduardo Madina ha quedado muy atrás con el 23,15% de los votos.
Antes de la cita de este domingo, Sánchez no tardó en agradecer a Díaz, veladamente, su apoyo y en el debate recordó el modelo andaluz que estaba llevando a cabo la presidenta de la Junta en Andalucía. El madrileño quiere que España se parezca al modelo andaluz y así lo expone siempre que puede entre sus propuestas, a la militancia en sus mítines y en las numerosas entrevistas en los medios de comunicación.
Los dirigentes del PSOE-A resaltaron que el gran error de Madina fue pedir explicaciones y «poner en duda» el proceso de recuento de avales por parte del »aparato» de Ferraz. El candidato vasco exigió el orígen de las firmas de cada candidato.
Entre el 14 y el 27 de julio, el ganador elegirá a su equipo
Desde mañana, Pedro Sánchez trabajará en la elaboración de su Ejecutiva, a la que ha invitado a formar parte a los otros dos candidatos, Madina y Pérez Tapias.
La intención del nuevo secretario general es llegar al congreso con una lista lo más cerrada posible, por lo que entre el 14 y el 27 de julio el ganador formará su equipo.
El congreso del 26 y 27 de julio ratificará la elección de los militantes y votará la composición de los nuevos órganos federales: Comisión Ejecutiva Federal, Comité Federal y Comisión Federal de Ética y Garantías.
Además modificará los estatutos del PSOE para fijar que la elección de todos los secretario generales -federales, regionales, provinciales e insulares- serán ya siempre mediante voto individual, directo y secreto, y que sus correspondientes ejecutivas se aprobarán por mayoría a propuesta del líder electo.