¿Tiene motivos Rajoy para moverse se preguntan algunos, para convertirse en referente de todos los españoles, especialmente de los catalanes que se han quedado en casa manifestando que no quieren la independencia? La respuesta es sí. Si Kennedy fue capaz, ahora que el mundo recuerda la caída del muro de decir eso de: «Yo también soy berlinés», si Suárez fue capaz de mirar a los ojos a los españoles y decir eso de «Puedo prometer y prometo», y desgranar un programa político en plena tensión nacional. Si Aznar fue capaz sde hablar catalán en la intimidad y pactar con Pujol su primer Gobierno sorprendiendo a todos… Si González fue capaz de aguantar las huelgas generales de su sindicato hermano porque hacía lo necesario por el país… Rajoy, que ha visto cómo por quinta vez en cuatro años la sociedad catalana se manifiesta en señal de protesta, necesita mover ficha.
Es cierto que el reto de Mas es de tal magnitud que las maniobras son escasas. Con un país tocado económicamente, la posibilidad de un pacto fiscal a la carta provocaría un desgarro entre todas las CCAA. Es cierto también que Rajoy no va a contestar ni analizar un 9N al que ha despreciado antes (y que no ha querido frenar pese a que ahora se amenace con la fiscalía). Pero mantener a la intemperia a los catalanes que siguen diciendo NO a la independencia o despreciando los cantos de sirena de seguir la corriente es un riesgo. Y no solo eso: un desprecio a los que sí creen que España merece la pena.
No es tiempo de alabar a España, donde la corrupción y la crisis ha hecho mella, pero sí de decir alto y claro que juntos somos mejores, que la economía catalana es fundamental para España, porque siempre lo fue, que cuando España y Catalunya se pusieron a organizar unos JJOO, de la mano, ahí quedaron los mejores de la historia. Fue una época en la que España sacó la bandera catalana con orgullo y en la que Don Felipe, ahora Rey, sacó la española entre aplausos. Somos los mismos. Ese es el mensaje que se espera de Rajoy: Os necesitamos, porque es verdad. Porque Catalunya tampoco será la misma sin España, y porque los impuestos lo pagan los ciudadanos y no las regiones.
Ignorar a los catalanes que no ven su encaje en España es un error. Catalunya es la CCAA que más aporta en PIB, mayor índice de producción industrial y capacidad exportadora. Es un valor a cuidar. Ante la campaña constante de los independentistas hay que contraponer otra en positivo. Hay que decir por qué Catalunya debe quedarse en España. Los organismos internacionales empiezan a ver con preocupación la confrontación entre el Gobierno y la Generalitat. Apuntan a Catalunya, pero todo lo que ocurra en ella, afectará a la larga a España.
Mas también debe saber que sus dos millones de votantes no son mayoría para una independencia. Y que ese número no va a subir mucho más. Y debe saber también que gran parte de su electorado rechaza la independencia y su socio Uinó lo dice de forma rotunda en público. La aventura solo conviene a Junqueras.
¿Cuáles son las alternativas de Rajoy?
1. Mantenerse quieto
Rajoy tiene una forma de hacer política que es la antipolítica. Siempre ha triunfado moviéndose poco. Lo hizo ante Aznar, y fue elegido presidente. Lo hizo cuando las aguas le querían hundir tras perder por segunda vez con ZP. Resistió. Se aupó al Gobierno ante el hundimiento de su rival. Llegó al poder. Y no ha cambiado.
Se queda quieto, no habla, deja pasar el tiempo… y sus enemigos,más activos, yerran y caen. Tozudos los ha tenido. Y cre que Mas es uno más, que en el fondo la gente ama la ley. No se pone en la piel de los catalanes. Se pone al lado de la ley, obvio, pero no da un resquicio al que le reta. Mantiene la calma, irrira al oponente. Se equivocará. Ha visto pasar tantos cadáveres que cree que Mas será uno más. Pero el riesgo es un jaque mate tras unas elecciones plebiscitarias donde el Parlamento habla de independencia. Si eso ocurre, y alguien declara la independencia unilateral, Rajoy tendrá que actuar sí o sí pero puede ser tarde. Rajoy es un maestro del aguante. Pero Mas parece también serlo del erre que erre y tiene poco que perder. Mantener el pulso puede darle votos en el resto de España, cada día más cansada del debate, pero puede hacerle perder el pulso de Catalunya.
2. Sentarse con Pedro Sánchez para hablar con Mas de un cambio constitucional
Sería una manera de acabar con los que dicen que no se mueve, sería una forma de comprometer al PSOE en un asunto de Estado. Y de adelantarse a lo que puede llegar cuando él no sea presidente. La carta del no quiere dialogar acabarñia. Mas tendría que decir sí o sí lo que quiere. ¿Estado federal o confederal? Si Mas cerrara la puerta a Sánchez y Rajoy de golpe tendría escasos argumentos. Y perdería la mano del PSC. Rajoy y Catalunya ganarían tiempo y Mas, ahogado por las encuestas, también. La Cosntitución no va a salir indemne de los acontecimientos políticos de los últimos años. Mejor hacer alago ahora que busque un encaje para Catalunya. Al menos muchos verán que el presidente no cierra la puerta.
3. ¿Por qué no aprobar gran parte de las 23 peticiones de Mas?
Tal vez no todas pero sí analizar la posibilidad de poner en marcha acercamientos en algunas de ellas. Son más de 7.000 millones. No parece que sean ideas locas y pueden llegarse a acuerdos con los que Mas salve la cara.