Los socialistas salieron del 26-J con cinco diputados menos del que era hasta el domingo el peor resultado de su historia. Evitaron el adelantamiento de Podemos, pero están a 52 diputados del PP. Y, sin embargo, los resultados les han otorgado una responsabilidad ineludible: son los únicos que tienen en su mano la llave para el desbloqueo político. Bien mediante el voto de apoyo al PP, bien mediante la abstención que despeje el paso a un gobierno en minoría. Una situación incómoda para un partido que, aunque evitado el sorpasso, ve amenazada su condición de alternativa desde la izquierda.
El PSOE está atrapado en una pinza. Rajoy ha ofrecido al PSOE un gobierno de coalición basado en cinco grandes pactos de Estado. Los populares juegan con la ventaja psicológica de que si el PSOE no facilita el gobierno del PP, quedará claro ante la opinión pública quién aboca a España a una nueva repetición electoral. Podemos se frota las manos viendo cómo los socialistas consienten un gobierno de Rajoy (“Te equivocas Pedro, el problema es Rajoy, no yo”) sin explorar si quiera una mayoría de izquierdas.
Pedro Sánchez ha estado ausente del debate político toda la semana. Su equipo asegura a todo el que pregunta que votarán no a Rajoy. Y no es no, insisten. Intentan soltar presión desviando la pelota hacia Ciudadanos y otras fuerzas que, sumadas unas a otras, pueden también facilitar la gobernabilidad. El último en hacerlo, Óscar López, secretario de Organización: “Rajoy, que trabaje, que busque mayoría y hable con los partidos de derechas que piensan como él e intente solucionar la situación».
Solo el PSOE tiene fuerza suficiente
Siendo factible que Rajoy pueda hilvanar una mayoría absoluta (176 diputados) con Ciudadanos (32), PNV (5), Coalición Canaria (1) y Nueva Canarias (1), la realidad es que solo el PSOE tiene la suficiente fuerza como para que la única decisión de un partido rompa el nudo gordiano de la investidura. Por eso, cada vez son más las voces que empiezan a proponer soluciones prácticas para el desbloqueo.
Antes del 26-J fue Jordi Sevilla con su famoso tuit: “Para evitar terceras elecciones, si no hay mayorías, debería dejarse gobernar al candidato que consiga mayor apoyo parlamentario”. La regla, propia de un régimen parlamentario, es la que sirvió entonces a los socialistas para defender la viabilidad del pacto PSOE-C’s, que en el intento de investidura de Pedro Sánchez sumaba siete diputados más que los del PP. Tras los resultados del domingo, la combinación PSOE-C’s ha dejado de ser alternativa y tampoco lo es un hipotético pacto con Podemos, rechazado por todos los barones socialistas. De tal forma, que no hay candidato con más apoyo en el parlamento que Mariano Rajoy. Apoyo insuficiente mientras los “noes” sigan superando a los 137 “síes” de los diputados del PP.
Guillermo Fernández Vara llevó la iniciativa la semana pasada. El presidente extremeño ha propuesto en público una “abstención mínima a última hora” de los socialistas. «Siendo enormemente difícil de entender que se pueda facilitar que Rajoy siga siendo presidente con el daño que ha hecho, creo que es mucho peor que España esté sin Gobierno y vaya a estar sin Gobierno durante muchos meses más. Los ciudadanos no perdonarían al PSOE que forzara unas terceras elecciones».
La doble propuesta de Borrell
Este domingo es Josep Borrell quien se suma al debate y en una entrevista en “El Periódico de Catalunya” afirma que la abstención puede darse «de dos maneras»:
a) «Sin contrapartidas ni condiciones, instrumentada técnicamente mediante la oportuna enfermedad de unos cuantos diputados».
b) A cambio de unas condiciones. Es la opción que Borrell propone a su partido. Se articularía fijando «un conjunto de medidas de tipo económico, social e institucional que el Gobierno minoritario se comprometa a impulsar».
Borrell explica que «se puede preferir la primera opción para no contaminarse con la acción de un Gobierno al que se es oposición», pero recuerda que la segunda opción «permite influir y condicionar, a costa de aproximar posiciones». Y entiende que la abstención en la investidura sería una postura que «apreciarían muchos de los ciudadanos entre los que están los votos que nos han faltado».
En lo que sí están de acuerdo todos los socialistas que se manifiestan en público es en descartar un gobierno de coalición con el PP. Les asusta el precedente del Pasok y su alianza con Nueva Democracia. También el escaso rédito que el SPD le está sacando al gobierno conjunto con Merkel en Alemania. Por lo que el debate se centra únicamente en cómo afrontar la responsabilidad que la aritmética del 26-J ha dejado en su tejado. Será el tema más importante que el Comité Federal afronte el próximo sábado.
LAS MAYORÍAS POSIBLES
PP en solitario: 137 diputados. Necesita de la abstención del PSOE para alcanzar una investidura en segunda votación.
PSOE+Podemos: 156 diputados. Cinco menos que los que sumaron en diciembre y a 20 de la mayoría absoluta. Necesitarían la abstención de Ciudadanos, nacionalistas e independentistas.
PP+Cs: 169 diputados. Tres más de los que sumaron el 20-D y a siete de la mayoría absoluta (176). Podrían formar gobierno con la abstención del PSOE.
PP+CS+PNV+CC: 175 diputados. A un solo escaño de la mayoría absoluta. Podría alcanzarse con el voto del único diputado de Nueva Canarias, que se ha presentado en coalición con el PSOE e irá al Grupo Mixto.
PSOE+Podemos+Ciudadanos: 188 diputados. Los de Rivera afirman que nunca facilitarán, por activa o pasiva, un gobierno en el que esté Podemos
PP+PSOE: 222 diputados. Mayoría absoluta. La única que se puede formar con la combinación de solo dos partidos. El PSOE siempre ha descartado un gobierno de gran coalición.
PP+PSOE+Cs: 254 diputados. La gran coalición de los tres partidos constitucionalistas. Tendría enfrente una oposición de solo 96 diputados.