El primer pacto de la legislatura ha consistido en un reparto de sillones. Rivera no ha tenido reparo en suscribirlo con Rajoy. Ciudadanos accede a dos puestos en la Mesa del Congreso de los Diputados, la vicepresidencia primera y una secretaría que por resultado electoral no le correspondían. A cambio, el acuerdo permitirá al PP que Ana Pastor se convierta previsiblemente este martes en la nueva presidenta del Congreso de los Diputados, segunda mujer de la historia en desempeñar el cargo, tras Luisa Fernanda Rudí.
Nada permite aventurar que este primer acuerdo en el mismo arranque de la legislatura se vaya a extender a la investidura, como desearían los ‘populares’. Al contrario. Ciudadanos ha desligado ambos procesos y Albert Rivera insiste en que sin un compromiso de regeneración, su abstención en la segunda vuelta de la investidura de Rajoy solo tiene como sentido facilitar la formación de gobierno y que España eche a andar. «No podemos decir no a todo», pero “una cosa es facilitar un gobierno para desbloquear la situación y otra es entrar en él”, afirma.
Ciudadanos niega que el acuerdo parlamentario tenga contrapartidas futuras. Rivera sigue oponiéndose a que Rajoy sea presidente del Ejecutivo. Considera que no es la persona adecuada para afrontar una nueva etapa de reformas y regeneración política.
Rajoy reiteró ante la dirección del PP que está dispuesto a gobernar en minoría, sin más apoyos que los de sus 137 diputados: «Asumiremos nuestra responsabilidad, pero los demás también tienen votos y apoyos y la obligación moral y democrática de asumir la suya». Al día de hoy, la investidura del candidato del PP no está garantizada siquiera en segunda vuelta, donde solo cuenta con la abstención de Ciudadanos, a todas luces insuficiente frente al rechazo del resto de los grupos de la oposición.
En cualquier caso, el acuerdo de Rivera con Rajoy permite a las dos formaciones de centro-derecha hacerse con la mayoría en el órgano de gobierno de la Cámara Baja, dado que el PP, además de la presidencia (Ana Pastor), asume dos vicepresidencias, y Ciudadanos tendrá otra (que correspondía a Celia Villalobos), más una secretaría. PSOE y Podemos se repartirán las cuatro sillas restantes: dos vicepresidencias y dos secretarías.
El reparto de la Mesa del Congreso permite a Ciudadanos acceder a una vicepresidencia que no tuvo tras los resultados de diciembre, cuando disfrutaba de ocho diputados más en el hemiciclo. En esta ocasión, con menos escaños, corría el riesgo de quedarse sin un solo representante en la Mesa. Tampoco ha sido obstáculo para el acuerdo el que se haya invertido la tesis que Ciudadanos defendió en la legislatura precedente: que el cargo de presidente del Congreso no debía recaer en el partido llamado a formar gobierno.
El líder de Ciudadanos se ha jactado del perfil de la candidatura de la ministra Ana Pastor: «Es constitucionalista, tiene carácter institucional, capacidad de dialogo y no está bajo ninguna sospecha de tramas de corrupción que pesan sobre el PP». Todo lo contrario de lo que, en opinión de Rivera, representaban otros nombres que Rajoy había barajado para el puesto, como María Dolores de Cospedal o Jorge Fernández Díaz, ambos de marcado cariz partidista para la formación naranja.
Iglesias tentó a Sánchez
Tras conocerse el acuerdo, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, reaccionó y telefoneó a su homólogo del PSOE, Pedro Sánchez, para proponerle otro que inhabilitara el alcanzado por Rajoy y Rivera. Acuerdo que, según las condiciones de Iglesias, pasaría por que los socialistas apoyasen a su candidato a presidir este órgano, el portavoz de En Comú Podem, Xavier Domènech, y después Podemos facilitaría la formación de un gobierno de izquierdas alternativo al del PP.
Las suma PP-C’s aventaja en 13 escaños a la de PSOE-Podemos, por lo que éstos debían contar con el respaldo explícito de las formaciones independentistas catalanas para sacar adelante a un candidato de consenso como presidente del Congreso.
Iglesias entiende que la elección de Domènech “facilitaría muchas cosas”. «Si para mañana nos podemos poner de acuerdo con el PSOE y logramos no sólo que Xavi Domènech sea presidente sino que haya mayoría progresista en la Mesa, eso facilitaría mucho que en España el PP no formara gobierno y pudiéramos tener un gobierno progresista encabezado por Pedro Sánchez», esgrimió. Pedro Sánchez no se dejó tentar por Iglesias y rechazó su ofrecimiento.
Pese a ello, todavía cabe la posibilidad de que el candidato socialista, Patxi López, pudiera alzarse este martes con la Presidencia del Congreso frente al pacto PP-C’s que avala a Ana Pastor. Las opciones de López pasan por la imposibilidad de que ningún candidato para alcanzar la mayoría absoluta. Pastor solo sumará 169 votos, a siete de la mayoría absoluta. Será, por tanto, necesaria una segunda votación entre los dos aspirantes más votados. Podemos no ha aclarado qué hará en ese momento. Si apoya al candidato del PSOE y también lo hicieran los independentistas catalanes y vascos, Pastor será derrotada y López repetirá como tercera autoridad del Estado. ERC asegura que no lo hará si Podemos no convence previamente a los socialistas. La antigua Convergencia ha anunciado que votará a su propio candidato, Francesc Homs.