Oxfam le ha rogado al Ejército iraquí que no use artillería pesada en su lucha contra el grupo terrorista Estado Islámico (EI) en la ciudad de Mosul, en el norte del país, para minimizar las bajas civiles.
«No queremos ver a miles de civiles muertos», dijo en una entrevista con Efe el director de Oxfam en Irak, el español Andrés González.
La organización humanitaria cree que las fuerzas iraquíes son «conscientes» y no quieren repetir el nivel de destrucción que hubo en la ciudad de Ramadi, que fue liberada de los yihadistas en diciembre de 2015.
Durante la campaña militar en el este de Mosul, al menos 1.804 civiles murieron entre octubre y enero, según cifras de la ONU, que las considera un «mínimo absoluto» por la dificultad de recabar datos fiables.
Sin embargo, en Oxfam están «muy preocupados» por la alta densidad de población de la parte oeste de Mosul, donde se cree que permanecen unas 750.000 personas, 400.000 de ellas en el casco histórico, y por el hecho de que el EI está acorralado y no tiene escapatoria.
«Es una lucha a muerte y les da igual la población», comentó González, en alusión al EI, recordando que muchos civiles de la mitad oriental, recuperada por las fuerzas gubernamentales a finales de enero, han afirmado que los terroristas los usaron como escudos humanos.
Advirtió que el asedio a la mitad oeste de Mosul, impuesto por las fuerzas gubernamentales al comenzar su ofensiva, puede alargarse dos o tres meses.
Las calles estrechas del centro de Mosul pueden dificultar la operación. Según González, también hay informaciones de que los yihadistas han construido túneles y han derribado las paredes de las casas para pasar de un edificio a otro sin exponerse a salir a la calle.
La situación de los civiles ya es complicada, pues llevan cerca de 90 días sitiados, sin agua, ni electricidad y con unas decrecientes reservas de comida.
«Nos llegan informes de que están surgiendo enfermedades por beber agua contaminada y de niños que se mueren, pero no hay información contrastada», dijo González.
Por ello Oxfam ha exhortado al Ejército a crear rutas de escape o corredores humanitarios para la población civil.
También aseguró que los militares están estudiando formas de enviar comida y medicinas a la población sin que lleguen a las manos de los terroristas.
Oxfam prevé que un mínimo de 250.000 personas y un máximo de 400.000 traten de huir del oeste de Mosul durante la ofensiva, para lo que ACNUR y el Gobierno iraquí están montando nuevos campos de desplazados al sur de Mosul y ampliando los existentes.
En estos campos, Oxfam está suministrando agua, mantas y utensilios de cocina a los desplazados, además de encargarse del cuidado de las letrinas, entre otras funciones.
No obstante, González incidió en que la población no puede permanecer demasiado tiempo en los campamentos, en especial, durante los meses de verano, cuando las temperaturas pueden llegar a los 50 grados.
Por ello, recalcó la necesidad de que la artillería iraquí evite destruir las infraestructuras básicas, como plantas de agua, hospitales o escuelas, para poder acelerar el regreso de la población a la ciudad después de la expulsión del EI y abaratar la futura reconstrucción.
Asimismo, pidió el apoyo de la comunidad internacional, que en los últimos tiempos se ha volcado en la crisis de la vecina Siria y ha destinado menos fondos para apoyar a las organizaciones que trabajan en Irak.
«No tenemos tantos fondos y esto es una crisis de gran calibre, una de las mayores del mundo, y como no se resuelva vamos a tener consecuencias a largo plazo», comentó el representante de la ONG.
Según Oxfam, en todo Irak actualmente hay 3,5 millones de desplazados, de los que cerca de 180.000 permanecen en campamentos, una cifra que está previsto que aumente considerablemente con la última etapa de la ofensiva de Mosul.