Manuel Valls, nacido en Barcelona hace 51 años, ha sido nombrado primer ministro del Gobierno socialista de François Hollande, que se visto forzado a remodelar su gabinete tras la derrota histórica en las elecciones municipales.
Valls viene de familia de artistas: es hijo del pintor catalán Xavier Valls y de la italiana Luisangela Galfetti, y sobrino-nieto de Manuel Valls i Gorina, compositor del himno del F.C. Barcelona, club por el que el político socialista siente devoción desde que siendo adolescente iba al Camp Nou aprovechando las escapadas a la capital catalana.
Se ha criado en Francia, aunque pasaba los veranos en Barcelona, donde su padre trabaja por temporadas. Desde la adolescencia, Manuel Valls se sumergió en un mundo donde la cultura y la política estuvieron entrelazados. A los 17 años se afilió al Partido Socialista, aunque no obtuvo la nacionalidad francesa hasta los 20 años, lo que le impidió votar en 1981 por François Mitterrand, el primer presidente socialista en Francia.
De su padre Xavier, «extraordinariamente culto» y que mimó una pintura pausada y meticulosa, ha heredado «la seriedad» y cierto carácter introvertido cuando al principio no conoce a la persona que trata. Lo cuenta Gloria Bosch, directora de arte en Fundación Vila Casas, donde se expuso hace meses una muestra sobre Xavier Valls y su obra.
La droga marcó un drama familiar
En su historia familiar, hay un momento de dolor y dificultad. Su hermana Giovanna cayó en el infierno de las drogas y contrajo el virus del VIH. Giovanna reside en Barcelona, donde se dedica ahora al campo de la geriatría familiar. La situación de su hermana y cómo lo vivió el político socialista se relata en el libro »Manuel Valls, los secretos de un destino». La prensa francesa sostiene que su experiencia familiar explica su postura dura sobre el consumo de cannabis. Su hermana relata a los autores del libro que fue Manuel quien la salvó de la heroína. Le hizo entrar en razón sobre que había dos opciones: o la droga o la vida.
Un centrista en la izquierda francesa
Valls está enclavado en lo que ha venido a llamarse la segunda izquierda, más pragmática que la encarnada por François Mitterrand. Durante sus estudios de Historia en la Universidad de París I Tolbiac, formó parte del sindicato socialista de estudiantes y que le permitió adentrarse en la política francesa.
El gran salto de su carrera política se produjo cuando alcanzó el cargo de responsable de comunicación y relaciones con la prensa del gabinete de Lionel Jospin, primer Ministro de Francia entre 1997 y el 2002.
Valls fue elegido alcalde de Evry en 2001 y logró entrar en la Asamblea Nacional al año siguiente. Su popularidad local no dejó de crecer a la par que su dimensión nacional. Su gestión como regidor de Evry, ciudad obrera con disturbios habituales, le dio puntos en su carrera política.
De cara a las primarias de 2011, Valls apoyó inicialmente a Dominique Strauss-Kahn, antes de que un escándalo sexual acabara con las aspiraciones del exdirector del Fondo Monetario Internacional, lo que le animó a presentar su propia candidatura. Fue penúltimo de los seis candidatos, con el 6 % de los votos, pero Hollande le rescató para su candidatura.
Controvertido y criticado por mantener posturas fuera de la línea del partido, se ha mostrado favorable en múltiples ocasiones a la implantación de la videovigilancia y a armar a las policías municipales.
Criticado en la izquierda por su política migratoria
El catalán ha sido criticado en su partido y por sectores de la izquierda por su política migratoria. En septiembre de 2013, Manuel Valls defendió que los campamentos ilegales de rumanos y búlgaros debían ser desmantelados y sus ocupantes, expulsados a sus países.
«Los gitanos tienen vocación de volver a Rumanía o a Bulgaria. donde las autoridades de ambos países tienen que hacer esfuerzos para su integración«, subrayó entonces Valls.
La detención y expulsión a Kosovo de una niña gitana de 15 años durante una excursión escolar desató una intensa polémica en Francia y volvió a colocar en el centro de las críticas a Manuel Valls. Tras la tormenta política, el presidente Hollande ofreció a la niña, Leonarda Dibrani, volver al país galo, pero sin su familia. La Justicia francesa acabó fallando este año contra la entrada de la familia de la menor.
El ministro mejor valorado
Manuel Valls es el mejor político del Gobierno con un 61% de aprobación. Al mismo tiempo, encarna el ala más conservadora del Partido Socialista (PS) y gestiona la seguridad interna de Francia con mano de hierro y una hiperactividad que, según el semanario «Le Point», recuerda a la del expresidente conservador Nicolas Sarkozy, que preparó desde Interior su ascenso al Palacio del Elíseo.
Analistas franceses le consideran el mejor comunicador del Gobierno de Hollande. Thomas Guénolé, politólogo del Centro de Investigaciones del Instituto Político de París, explica a teinteresa que es con diferencia el ministro que mejor se expresa y con más proyección mediática. Pero duda de que Valls vaya a salvar a Hollande del desastre y de una mala gestión, marcada por el aumento del paro. La clave, dice, es que se cambie la tendencia en el paro y empiece a bajar.