Así lo expone el Ejecutivo en el Informe Anual de Seguridad Nacional correspondiente a 2014, que dedica un amplio espacio a la lucha contra el terrorismo en general, siendo el internacional «una de las mayores amenazas para la estabilidad mundial y, por lo tanto, también para España».
El informe, que ha sido presentado este martes en el Congreso por el secretario general de la Presidencia del Gobierno, Jorge Moragas, avisa que durante 2015 «la amenaza del yihadismo se mantendrá contra España y sus intereses», y llama especial atención sobre los denominados «retornados», individuos que «forman parte de las sociedades occidentales y que retornan a sus países de origen con una radicalización extrema y con preparación para la acción terrorista».
«El terrorismo internacional, y en concreto el de AQ (Al Qaeda) y el DAESH (Estado Islámico) constituyen un foco continuo de atención, ya que suponen un riesgo permanente para Europa, donde han manifestado su intención de atentar. Por ello, es un objetivo prioritario el seguimiento de las estructuras terroristas de estos grupos radicadas en España y dedicadas a la captación, financiación y envío de yihadistas a Siria, Irak, Afganistán o el Sahel», indica.
Ante esta situación, el informe elaborado por el Departamento de Seguridad Nacional señala que «la neutralización del terrorismo en todas sus vertientes debe ser abordada como una acción transversal y necesariamente integradora de todas sus dimensiones, especialmente las orientadas a la prevención, la protección, la persecución y la preparación de la respuesta».
«El desplazamiento de yihadistas españoles o de países de nuestro entorno a zonas de conflicto, donde reciben entrenamiento militar, representa un riesgo de facto para la seguridad nacional, especialmente tras el retorno de estos individuos radicalizados y entrenados», remarca.
En lo que respecta al «terrorismo autóctono», y más concretamente a ETA, el Gobierno afirma que, cumplido ya el tercer aniversario desde el alto el fuego permanente, «todo indica que el cese de sus acciones terroristas es firme», ya que la banda se encuentra «en el peor momento de su historia, en una situación agónica y en peores condiciones que cuando declaró el cese de la violencia».
Sin embargo, el informe advierte de que «no hay indicadores que apunten a su disolución y mantiene su intención de perpetuarse como un agente político», de modo que desde el Gobierno «se mantienen las actuaciones dedicadas al conocimiento de las actividades y propósitos de la estructura política y social de apoyo a ETA, tanto en España como en el exterior, así como su estrategia y situación interna».