Pocos analistas tenían a José Manuel García Margallo en sus quinielas y muchos menos en Exteriores. Sólo los muy entendidos sabían que el actual Ministro era un buen amigo de Mariano Rajoy; menos aún conocían que habían navegado juntos en el barco del primero y sólo unos pocos del círculo del PP tenían noticia de que José Manuel ayudó en la confección del libro sobre el candidato a Presidente que se publicó en la campaña electoral.
Un profesional preparado y un político de vocación.
Pero García Margallo no es sólo un amigo del Presidente; es un profesional de la hacienda Pública y un vocacional de la política. Tiene una inteligencia incisiva y una preparación excelente completada en Harvard, donde el Master in Law (Master en Derecho) es la joya de esa universidad que lo tuvo de alumno, casado y después de haber aprobado las oposiciones a Inspector Fiscal. Es un experto en imposición, especialmente en la puesta en marcha del IVA. Un gran profesional de la macroeconomía.
Junto a ello fue diputado constituyente y la primera legislatura con la UCD. Lo tuve de compañero en aquel Congreso hoy mítico y a la vez lo recuerdo como Director General en el Gobierno del Presidente Suarez. Luego militamos ambos en la Coalición Popular, en el PDP, que confluyó en la creación del PP. Pronto descubrió su vocación europea y allí ha trabajado como Diputado durante varias legislaturas.
¿Qué hace un chico como tú en un sitio como este?
La pregunta es ¿qué hace un fiscalista, profesional de la economía en Exteriores? La respuesta es sencilla. Primero es un experto en la UE; ha sido Vicepresidente de la Comisión de Economía del Parlamento europeo y, como se sabe, Europa es uno de los desafíos económicos de España. Conoce de primera mano a muchos de los protagonistas y, sobre todo, sabe cuáles son los entresijos de las decisiones. Segundo, la diplomacia económica es básica para el desarrollo de nuestro país.
Diplomacia económica: 450.000 millones de euros y una Prima de Riesgo decisoria.
España tiene invertido en el extranjero una cifra superior al 45% de su PIB (450.000 millones de Euros). El sector exterior ha sido el segundo en ayudar a la economía española en 2011 después del Turismo. Nuestras grandes empresas, bancarias, constructoras, de telecomunicaciones, energéticas… tienen una importante presencia fuera. Algunas han salvado sus cuentas por los resultados de sus filiales. Pero, aún más, la supervivencia y crecimiento de muchas PYMES y autónomos está en su capacidad de internacionalización.
Además nuestra economía depende de la famosa ‘Prima de Riesgo’ de la Deuda Soberana española y esta depende, entre otras cosas, de la imagen de nuestra economía en los inversores internacionales. Si la Prima de Riesgo se dispara hasta alcanzar el déficit del 4,4% del PIB en 2012 será imposible. El ‘servicio de la deuda’, que es como se llaman los intereses pagados por ella, gravaría los gastos demasiado. Exteriores debe ser un apoyo a Economía en este campo; es necesario que vayan coordinados.
Por todo ello, es necesario que el Servicio Exterior sea un arma dentro de la política de generación de empleo, estabilidad presupuestaria y crecimiento económico. Rajoy ha situado a un experto internacional, económico y fiscalista de confianza frente al Ministerio de Asuntos Exteriores. Un acierto sin duda.