Rajoy y papeles, juntos, son términos sensibles. Pero, hoy-sin que medien “presuntos” ni “supuestos”-se puede decir que el presidente del Gobierno los ha perdido con su intervención en el debate.
Sánchez ha desaprovechado la oportunidad de plantear propuestas concretas y medidas rotundas para su proyecto de país, error habida cuenta de que debería haberse presentado hoy como la oposición “constructiva”. En su lugar, ha sacado la artillería manida: corrupción, recortes, rescate, austericidio, pobreza, desigualdad…
Pero ha ganado esencialmente por un motivo: porque Rajoy, que había empeñado su discurso vespertino en afirmaciones mitineras-«hemos evitado el rescate», «hemos creado empleo»- ha caído en la descalificación. Esa “línea roja” del decoro parlamentario-eufemismo, sí- con un impacto en los ciudadanos que parece ignorado de puertas adentro del hemiciclo.
Que el presidente cierre su réplica con un “patético” revela, inconscientemente, una forma de hacer política que enfrenta a cara de perro las críticas, y que reacciona con exabruptos cuando se le araña su hueso débil, que no es Bárcenas, sino “el plasma”. Ese electrodoméstico elevado ya al imaginario colectivo.
La de Rajoy ha sido una reacción impropia para quien dirige un país. Impropia para cualquier político que represente a un país. Impropia para cualquier político. Una espantada que no hace sino reafirmar que la distancia entre la calle y el escaño se mide en términos astronómicos.
El «no vuelva usted aquí a decir nada» que Rajoy ha espetado hoy a Sánchez bien puede ser antidemocrático. Y desde luego, sí poco propio del diálogo que los ciudadanos exigen hoy a sus dirigentes.
Ambos, en cambio, tenían un objetivo claro que sí han dado por cumplido. Escenificar el duelo del bipartidismo para reafirmar al otro como su interlocutor único en el teatro parlamentario. A la mayoría, este debate se nos ha quedado obsoleto. Demasiado fuertes, al fondo, resonaban las “ventoleras”. Ese término firmado hoy por Rajoy para referirse con fina sutileza a los ciclones políticos que advierten con hacerles volar los papeles… y a Bárcenas.