Para el periodista José Antonio Zarzalejos, el problema de fondo que tenemos en la política española se llama simulación. “Se ha creado un modelo político que tiene poco que ver con el mundo real y que, además, se expresa en un lenguaje incomprensible; muchas decisiones que toman los políticos no son correctamente explicadas y otras directamente son impopulares”, señala Zarzalejos.
Además, el periodista considera que estamos sumidos en una profunda crisis ideológica. Zarzalejos cree que “estamos viendo como las mismas políticas de austeridad se aplican tanto en Francia, donde gobiernan los socialistas, como en Portugal, donde lo hacen los liberal-conservadores. Da la impresión de que se ha renunciado a la política en beneficio de la gestión administrativa y contable; han retrocedido las ideologías en beneficio de la simple gestión de lo público. Los socialdemócratas y los liberales están aplicando las mismas políticas de austeridad y control del déficit”.
¿Qué futuro nos depara la caída del bipartidismo? “Tendremos que enfrentarnos a un bipartidismo imperfecto”, indica Zarzalejos, “lleno de sorpresas e inestabilidades. ¿Cual será la fórmula de la gobernabilidad? Parece que será difícil y complicado al tener mayor fuerza los partidos minoritarios (UPyD, IU y los nacionalistas). Hoy por hoy, no es imaginable que el PP vuelva a sacar mayoría absoluta. En este sentido pasaremos del bipartidismo al multipartidismo. Este multipartidismo alterará las reglas del juego, dejando atrás el bipartidismo imperfecto que teníamos hasta ahora”.
Por su parte, el sociólogo Amando de Miguel cree que “estas encuestas de intención de voto celebradas a mitad de legislatura no tienen mucha validez. La mayoría de la población, cuando le preguntan, no sabe qué va a votar y, si lo sabe, no contesta. La encuestas de intención de voto que sí tienen validez son las que se celebran hacia el final de las campañas electorales. Dicho esto, lo que estas encuestas indican es el disgusto de la gente con los dos partidos mayoritarios. Los dos partidos ya han tenido que enfrentarse a la crisis y no han hecho nada. No se diferencian gran cosa. Las mismas medidas de austeridad no han afectado en nada a partidos, patronales y sindicatos, que todavía gastan más dinero que antes. En la práctica, la austeridad para los ciudadanos solo ha supuesto una nueva subida de impuestos».
De Miguel considera que ninguno de los dos partidos han arreglado nada: «Ya llevamos cinco años de crisis en los que cada seis meses se nos dice que dentro de seis meses saldremos de la crisis. Lo que ven los ciudadanos es que está en crisis todo: las instituciones, los partidos, los sindicatos… no hay nadie que se salve».
Aún así, De Miguel cree que la diferencia ideológica entre derecha e izquierda se mantendrá: «Grosso modo, ser de izquierdas implica estar más por la igualdad y, por lo tanto, a favor del gasto público, mientras que ser de derechas es poner mayor énfasis en la libertad, lo que implica un menor gasto público. En cierta manera, ser de derechas o de izquierdas es como pertenecer a un equipo de fútbol; la adhesión a uno implica la animadversión a otro. Se excluyen, un poco para llevar la contraria al otro, como el Barça y el Madrid. Del mismo modo, si eres de un partido, lo eres con todas las consecuencias; y al ser de un partido concreto ya se sabe que uno estará muy condicionado en su opinión. No se trata de un artificio, sino de una diferencia real, de la misma manera que no es lo mismo ser del Madrid que del Atlético».
Ahora bien, De Miguel considera que una cosa son las diferencias ideológicas de fondo y otra, la vida de los partidos políticos: «las formaciones políticas tienen un ciclo histórico que ahora -creo- está tocando su fin. Ninguno de los grandes partidos han renunciado a las subvenciones, y este hecho ya les hace viejos. Los nuevos partidos tampoco han renunciado a las subvenciones. Hay sindicatos profesionales que sí lo han hecho, pero los sindicatos mal llamados de clase, que en realidad son sindicatos de partido organizados al modo decimonónico, tampoco han renunciado a las subvenciones. Y la patronal todavía está organizada de manera corporativo-franquista».
En cuento a la monarquía, De Miguel cree que el rey debería de haber dimitido hace seis meses o un año: «Ahora quizás ya es demasiado tarde para que dimita, aunque tal ver podría hacerlo todavía. El sistema monárquico también se ha quedado antiguo; tenemos un rey que es el lobbysta de las grandes empresas españolas y que gracias a ello cobra sus comisiones, en dinero B, por supuesto. ¡Cómo no va a haber corrupción si del rey para abajo todos están corruptos! Alfonso XIII, su abuelo, cayó porque andaba metido en negocios ilegales. Hay que aprender del pasado».
Para el periodista Diego Armario, “España se está adentrando en una situación parecida a Italia, donde los Gobiernos, desde hace décadas, no duran nada. Pero Italia tiene una Administración pública muy cohesionada, por lo que, aunque no haya Gobierno, el Estado sigue funcionando bien. En España, en cambio, no sucede esto, así que será preocupante que no haya Gobiernos estables con partidos fuertes capaces de cohesionar al Estado».
Armario condera que vivimos una situación en la que todas las instituciones del Estado están en crisis: «Los partidos, los sindicatos, los empresarios, que están implicados en los casos de corrupción política… A todo estos hay que añadir que España no tiene una tradición de pluripartidismo y, además, los partidos pequeños no tienen visión de Estado. Izquierda Unida está más en la calle que en el Parlamento y UPyD no tiene experiencia de Gobierno. Solo quedan los nacionalistas, que, aunque barren para casa, sí que saben lo que es gobernar».
Ante esta situación, Armario cree que los grandes partidos deben tomar nota: «La gente que no les vota se irá directamente a la abstención. Hasta ahora, el PP y el PSOE tenían una base electoral de cinco millones de votantes. Así, cada vez que había elecciones, se movilizaban a 10 millones de votantes. Creo que tanto PP como PSOE todavía tienen tiempo para recuperar la confianza de los ciudadanos que ahora están perdiendo. Por el momento, los partidos mayoritarios tienen su imagen y su autoridad muy deteriorada; les falta transparencia y les sobra corrupción; para muchos ciudadanos, los dos partidos son idénticos en el sentido de igual de malos».
El sociólogo Juan Carlos Jiménez Redondo opina que el sistema que teníamos en España desde comienzos de los años 80 está articulado en torno al PSOE, pero que al comenzar la decadencia de este partido, se ha estructurado un bipartidismo en el que, por un lado, está el PP y, por otro, el PSOE y todos los demás partidos. «Como el PSOE ya no es capaz de conseguir mayorías absolutas, se arrima a todos los demás partidos para derrocar al PP que, salvo algún pequeño partido regionalistas, no tiene a nadie con quien aliarse», indica Redondo, para quien lo único novedoso de la situación actual es la emergencia de UPyD. «Queda la duda de si este partido apoyará a la izquierda o al PP. De momento, solo tenemos el ejemplo de Asturias, donde apoyaron al PSOE. Sabemos que IU va a apoyar al PSOE, pero no sabemos qué va a hacer el UPyD. Creo que no lo saben ni ellos. No es un partido fácilmente ubicable. ¿Se le podría poner cerca del centro-derecha o incluso en las posiciones más centradas del PP? Si UPyD alcanzace el 13% o el 14% de los votos, podrían pasar cosas novedosas porque, como digo, es segura la alianza de PSOE e IU. Pero vemos que tanto el PSOE en alianza con IU como el PP en alianza con CIU y el PNV ya no da para alcanzar una mayoría absoluta de izquierdas o derechas. Nos enfrentamos a una situación inédita».
Redondo cree que la ciudadanía percibe a ambos partidos, PP y PSOE, como parte del mismo sistema: «También sucede que el hundimiento del PSOE, que aconteció con Zapatero, está comenzando a verse realmente ahora. La descomposición interna del PSOE es prácticamente absoluta. No sabemos si es un partido de centro izquierda o de extrema izquierda. Y el liderazgo de Rubalcaba es fallido. No tiene credibilidad desde el momento en que formó parte de los gobiernos de ZP».
En cuanto al PP, Redondo opina que está haciendo una política extraña, que a los sectores liberales de su partido les parece horrorosa. «No hay una reforma de la Administración pública ni una definición del sistema autonómico hacia una mayor centralidad. Rajoy no ha hecho nada que pueda ser atrayente para los votantes clásicos del PP. En cambio, vemos que la apatía que antes generaba Rajoy como líder está mutando hacia una extrema desafección. Cada vez genera más animadversión. Hay un cabreo generalizado hacia Rajoy como Presidente. No da ni una rueda de prensa, no está en ningún lado; su falta de liderazgo genera un rechazo profundo. Ni habla ni dice nada».
Ante este panorama, Redondo lanza un aviso a navegantes: «Si Rajoy piensa que en 2014 la economía va a reflotar y que con eso le bastará para ganar las elecciones, se equivoca de punto a punto. En una situación de recuperación económica, todo dependerá de si el PSOE ha encontrado un líder. Si lo tiene, Rajoy estaría acabado. Y si la economía no se recupera, Rajoy seguro que lo tendrá muy difícil”.