«La preservación de la industria de defensa es un tema clave para la defensa de Europa en los años a venir. Y eso se hace sólo y exclusivamente con programas de investigación ahora», ha explicado el nuevo jefe de la EDA y ex jefe de gabinete de Javier Solana cuando estaba al frente de la OTAN en su primer encuentro con un grupo de medios, entre ellos Europa Press.
Domecq ha subrayado que «la importancia de la industria de la defensa no es sólo económica» -el sector supone cerca de un millón de empleos directos y contribuye entre el 1,5 y el 4% al Producto Interior Bruto europeo_sino que tiene sobre todo «un valor político».
«Si no hay una industria de la defensa fuerte. No hay sustituto, ni fácil ni rápido», ha justificado, recordando el nuevo contexto de seguridad «impensable hace 15 años» a raíz, entre otros, del conflicto en Ucrania y las nuevas amenazas terroristas en el Sur y la excesiva dependencia del armamento soviético de los Estados bálticos.
«Una de mis prioridades en mi mandato será intentar darle un empuje a todo lo que es la investigación en el ámbito de la defensa», ha explicado, tras calificar de «bastante preocupante» la caída del 40% de la inversión en investigación en defensa desde 2006 en Europa.
A ello, ha explicado, contribuirá el lanzamiento de la acción preparatoria aprobada por los líderes europeos en la cumbre de diciembre de 2013, en la que se comprometieron a avanzar en la cooperación en defensa. Dicha iniciativa destinará un presupuesto comunitario «importante» aunque «todavía por fijar» a proyectos de investigación relacionados con la Política Europea de Defensa Común entre el 2017 y 2020 y afectará a tecnologías de doble uso como los aviones no tripulados o la ciberseguridad, aunque las áreas todavía se están definiendo. «Esto va a ser especialmente importante», ha precisado.
AYUDAS E INCENTIVOS
También se espera que, para promover estas tecnologías de doble uso, haya «otros fondos y posibilidades financieras» como las ayudas comunitarias del programa de investigación Horizonte 2020 y el COSME, destinado a las pequeñas y medidas empresas y tampoco se descarta que «haya sinergias que podamos aprovechar» del nuevo plan de inversión del presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker de 315.000 millones de euros y cuyo objetivo es «ayudar a la industrialización en Europa». «Eso todavía no está contemplado como tal», ha puntualizado no obstante.
Asimismo, se están explorando los incentivos fiscales para cooperar, tal y como pidieron los líderes europeo en 2013. Domecq ha confiado en que se formalice en los próximos meses «la exención del IVA para programas que se desarrollan bajo el marco de la agencia» y ha avanzado que trabajan en «nuevos incentivos fiscales» que no distorsionen el mercado interno, todavía por definir. «Estamos trabajando todavía con la Comisión, pero vamos a intentar centrarnos en unos incentivos para las pequeñas y medianas empresas, en mecanismos que atraigan a los Estados a realizar las cosas conjuntamente y después en el desarrollo de tecnologías de doble uso», ha explicado.
NUEVOS PROGRAMAS DE CAPACIDADES
En el campo de las capacidades de defensa, el nuevo jefe de la EDA pretende «consolidar» durante su mandato los cuatro grandes proyectos de desarrollo de equipos deficitarios en Europa, pactados por los líderes en 2013: los aviones no tripulados o drones, los aviones de reabastecimiento en vuelo, los satélites de comunicación gubernamental, que liderará España, y la ciberdefensa y ha confiado en que los jefes del Estado y de Gobierno aprueben en su próxima cumbre de junio, en la que dedicarán de nuevo parte de la agenda a la defensa europea, «algún» programa nuevo.
España lidera el grupo de trabajo que va a definir la próxima generación de satélites de comunicación gubernamental y cuyo trabajo arrancó en febrero, un proyecto en el que participan once países.
En el caso de los drones o sistemas de aviones dirigidos a distancia, Francia, Italia y Alemania van a realizar este año un estudio de viabilidad con vistas a definir un programa para desarrollar un modelo de »drone» europeo, que estará abierto a otros países, mientras que Países Bajos, Polonia y Noruega, que participa en el proyecto aunque no forma parte de la UE, se han comprometido a adquirir de forma conjunta una flota de tanqueros multifunción de Airbus A330 MRTT para reforzar las capacidades de reabastecimiento en vuelo y que debe estar en funcionamiento en 2020.
También se está trabajando mucho en la ciberdefensa, una de las nuevas amenazas al alza, especialmente en entrenamiento y en el desarrollo de kits de alerta de situación para operaciones, así como en la definición de las tecnologías en las que tiene que centrarse la industria.
Los jefes de Estado y de Gobierno «probablemente» darán luz verde en la cumbre de junio a «dos o tres» nuevos programas en algunos de los doce ámbitos identificados en el Plan de Desarrollo de Capacidades como nuevas tecnologías, mando, protección de las fuerzas, poderío aéreo, gestión de la información y conocimiento de situación. «Dependerá sobre todo de la voluntad de los países de llevarlo a cabo», ha advertido.
«Dado el actual contexto de seguridad, el Consejo Europeo de junio es una oportunidad que no podemos dejar escapar y es muy bueno que los jefes de Estado y de Gobierno puedan centrarse en ella», ha explicado.
Domecq ha anticipado que la cumbre servirá para reforzar las relaciones entre la UE y la OTAN, identificar nuevos incentivos para la cooperación en el ámbito industrial, promover un compromiso con el gasto en defensa y la investigación, identificar «algún programa más» y abordar si hace falta una nueva estrategia de seguridad europea y cómo afrontar la guerra híbrida.
El nuevo jefe de la EDA ha admitido que hay que avanzar por «igual» en la consolidación de la base industrial europea «de manera progresiva» y «en el plano de una política europea de seguridad y defensa común». «No estamos hablando de un Ejército europeo», ha puntualizado, si bien ha recordado que «la construcción europea es paso a paso», al tiempo que ha admitido que no concibe «una defensa europea sin la participación plena de Reino Unido», ante las dudas de su posible salida de la UE.